Es una obviedad, las ventas de coches eléctricos están aumentando aunque el mercado en general caiga o se estanque, y eso solo se ralentiza porque las fábricas se han visto obligadas a parar por falta de piezas. El interés del consumidor está cambiando y se van dejando atrás las típicas reticencias: precio alto, autonomía escasa y dificultad para recargar.
BloombergNEF ha publicado su séptimo Electric Vehicle Outlook, publicación anual, en la que vaticina una adopción masiva de coches eléctricos e híbridos enchufables para el ecuador de la década. Tomando el escenario de 2021 como referencia, cuando se vendieron 6,6 millones de vehículos enchufables, predicen que en 2025 se llegará a 20,6 millones. Eso es más del triple.
Si hablamos de cuota, en torno al 23% de las matriculaciones mundiales corresponderán a híbridos enchufables y eléctricos, en vez del casi 10% en 2021, siendo tres cuartas partes totalmente eléctricos. Los híbridos enchufables tienen poco mercado fuera de Europa y BNEF cree que a partir de 2026 empezará su declive. Hoy día, en algunos mercados están prácticamente a la par.
Estos datos son coherentes con las conclusiones de la consultora Ernst & Young que vimos ayer: más de la mitad de los compradores de coches nuevos querrían un eléctrico o híbrido -en 18 países-. Entrando en detalle, el estudio afirma que el 20% de los compradores querría tener un coche eléctrico de aquí a dos años.
Cómo no, la cosa va por barrios. En países como Alemania, Francia y el Reino Unido, las cuotas de eléctricos se acercarán al 50%. A nivel europeo y en China, se espera un 39% de cuota, pero acumularán el 80% de las ventas mundiales. En el vagón de cola de los países desarrollados estarán estadounidenses y australianos, menos propensos a decantarse por eléctricos.
El aumento de las matriculaciones estará justificado por tres factores: más presión normativa para los fabricantes y conductores (p.e. restricciones por bajas emisiones), habrá más para elegir en el mercado, y la creciente aceptación por parte del consumidor. ¿Y qué pasa con los coches de hidrógeno? Las pilas de combustible seguirán siendo muy minoritarias y tendrán un impacto irrelevante en el segmento de turismos.
Pero hay más. BNEF cree que en 2019 se hizo tope en ventas de vehículos, sobre todo los turismos de pasajeros, y que van en permanente descenso. En 2025 se matricularán casi la quinta parte menos de coches respecto al pico de la prepandemia. Y el interés del consumidor no afloja a pesar de la inflación, dado que los térmicos también suben de precio y que el combustible está en precios récord.
Dicho de otra manera, los fabricantes tienen que lidiar con volúmenes decrecientes y cuotas muy altas de eléctricos, un desafío a la hora de producirlos y aprovisionarse de todo lo necesario. Esto, a medio plazo, significará que van a sobrar fábricas, repitiéndose el problema de exceso de capacidad de hace unos años. Solo en Europa hubo varios cierres en Bélgica, Reino Unido, Alemania, Francia… Habrá más cierres.
Esto pondrá al alcance de nuevos fabricantes instalaciones para introducirse en el mercado, aumentando la atomización de la oferta. Quedaos con este hecho: Tesla, Rivian, Lordstown, INEOS o QEV Technologies se han quedado con instalaciones que fabricantes tradicionales han liquidado por exceso de capacidad y pérdida de rentabilidad. Haciendo un símil con el gimnasio, el futuro no está en ganar músculo y ganar peso, sino en definir.