El gigante taiwanés de la industria electrónica Foxconn lleva tiempo tejiendo las telas para confeccionar cierta presencia industrial en el mundo del automóvil. En el proceso ya ha adquirido fábricas en China y Estados Unidos, y en este último país ya tiene dos clientes asegurados: Lordstown Motors, que ha pasado a dueño de la fábrica de Ohio a arrendatario, y Fisker, que le ha subcontratado la producción del PEAR.
Los vehículos eléctricos de Foxconn desvelados hasta la fecha, tres turismos, un autobús y un pick-up, de momento no están pensados para venderse directamente a particulares. Más bien tienen un planteamiento B2B, sus clientes van a ser otras empresas. ¿Y por qué no marcas automovilísticas? Es más, por pedir, ¿por qué no ofrecerse directamente para que Tesla les subcontrate producción?
Liu Young-way, el director general, puso como antecedente su 40-45% de cuota mundial de producción de teléfonos móviles y ordenadores personales: «Entonces, en cuanto a ambiciones, con suerte podemos lograr el mismo tipo de logro que en la industria de las tecnologías de la información y las comunicaciones, pero comenzaremos poco a poco, que es alrededor del 5% en 2025. Espero que algún día podamos hacer coches para Tesla».
El 5% de la cuota de vehículos eléctricos en 2025 no sería precisamente un volumen bajo, y les ayudaría a tener sus fábricas ocupadas (y por tanto, rentables)
Por un lado, el razonamiento puede tener sentido, porque cuando un fabricante subcontrata a otro está reduciendo sus riesgos y trasladándoselos a un tercero, que en este caso sería Foxconn. No en vano, el Master Plan de Elon Musk ambiciona un optimista volumen de 20 millones de vehículos, 10 veces por encima de las cifras de hoy día.
Sin embargo, Tesla no ha subcontratado nunca su producción. Ha comprado o levantado las fábricas que ha ido necesitando, y una de sus ventajas competitivas es precisamente la producción en casa con un control rígido de sus métodos. Por otra parte, en este negocio ya hay gente que se dedica a eso, a hacer coches para los demás, sin ir muy lejos en Europa tenemos a Valmet Automotive y Magna Steyr.
Eso sí, Foxconn tiene presencia en 24 países y dispone de unos niveles envidiables de integración vertical, lo cual les ha mantenido en una situación de fortaleza cuando hay auténticas tortas por conseguir materias primas y ciertos componentes. Puede que Tesla no sea un cliente, pero hay varias start-up que no pueden afrontar los costes de la gran producción en serie, y si Foxconn puede dárselo mascadito, eso suena a simbiosis.
Vía | Electrek
