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La mayoría de fabricantes de coches eléctricos chinos no son rentables

Los fabricantes de automóviles chinos están comenzando su asalto a los mercados internacionales. Mientras que algunos grandes grupos como Geely están cimentando su expansión a través de la adquisición de marcas occidentales ya asentadas (LEVC, Lotus, Polestar, smart, Volvo…), otros como BYD están desembarcando con su propia identidad.

Tampoco podemos perder de vista a jóvenes startups como NIO o XPeng, cuya rapidísima evolución ha hecho que muchos no duden en compararlas con Tesla, actual líder mundial en ventas de coches eléctricos. ¿A qué se debe el creciente peso de la industria china en el sector del automóvil, un nicho dominado hasta ahora por coreanos, estadounidenses, europeos y japoneses?

La clave la encontramos en la transición a la movilidad eléctrica. Aunque los fabricantes tradicionales tienen a sus espaldas décadas de experiencia produciendo vehículos térmicos, la llegada del coche eléctrico se constituye como una oportunidad de oro para la aparición de nuevos actores aprovechando las lentas reacciones de las grandes multinacionales.

Al calor de las ayudas estatales, durante la década pasada China se convirtió en el mayor mercado mundial para coches eléctricos. A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos y sobre todo de Europa para recortar distancias, lo cierto es que a estas alturas la industria china ha desarrollado su propio know-how e incluso domina sectores clave como el de las baterías.

Gama XPeng

La industria china depende del apoyo estatal

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce: a pesar de la aparición de numerosos fabricantes de coches eléctricos en los últimos años, la inmensa mayoría no son rentables (con sonadas excepciones como BYD, cuyo negocio va viento en popa tanto a nivel nacional como internacional, como demuestra su reciente llegada a Europa).

En el segundo trimestre de 2022, las pérdidas netas de XPeng se incrementaron un 126% (376 millones de dólares), mientras que las de NIO llegaron a un 370% (393 millones de dólares). Además, grupos asentados como Changan o GAC también han reportado importantes pérdidas en el primer semestre del año a pesar de las crecientes ventas de su gama eléctrica.

Como hemos indicado antes, BYD muestra unos resultados completamente diferentes, pues durante la primera mitad del año sus beneficios aumentaron un 206% (505 millones de dólares). En cualquier caso, una cosa es segura: la situación actual de la industria del coche eléctrico en China no es sostenible, pues depende en gran medida del apoyo estatal. Algo que probablemente dé un balón de oxígeno a los fabricantes occidentales, cuyos márgenes de beneficio en general resultan bastante saludables.

Fuente | Carscoops

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