El precio del gas natural se ha ido a negativo. Ahora nos sobra, pero es un alivio temporal

Hoy día llega a Europa la quinta parte de gas ruso que antes de la guerra en Ucrania, lo que ha obligado al Viejo Continente a mirar a otros proveedores y hacer acopio de gas natural, incluso a precios récord. Parece haber funcionado, las reservas están al 93% de capacidad, y los barcos metaneros desde Oriente Medio o Norteamérica están haciendo cola para descargar sus cargamentos de GNL.

A las reservas llenas se le une el fenómeno de un otoño más cálido de lo habitual, por lo que no se ha producido un elevado consumo para calefacción. La demanda externa se ha ido frenando hasta llegar al extremo de precios negativos. El pasado lunes, los operadores en Países Bajos llegaron a manejar una cotización de casi -16 euros/MWh al contado en el mercado mayorista, aunque volvieron a positivo al rato.

Al día siguiente, la Cuenca Pérmica de Estados Unidos, que obtiene gas por fractura hidráulica, vio precios en negativo (-2 dólares por BTU) y empezaron los quemadores a deshacerse del metano que no podían colocar en el mercado. En esta parte del mundo es un fenómeno relativamente normal, y que solo en 2019 se dio más de 24 veces.

Esto no va a ser siempre así, porque cuando empiece el consumo de gas al llegar el frío, las reservas europeas (superiores a 1 TWh) no durarán mucho sin planes de ajuste estricto del consumo, habrá que descargar mucho GNL de barcos metaneros -más caro que mediante gasoductos rusos-, y cuellos de botella de regasificación o transporte pueden volver a disparar los precios.

El próximo invierno (2023/2024) también puede ser problemático, porque las reservas para el invierno próximo se llenaron con gas ruso, y a menos que muchas cosas cambien en unos meses, va a ser difícil llenar reservas a base de barcos metaneros. Esto recuerda a los gobernantes lo apremiante que es hacer la transición energética hacia fuentes más limpias y que no sean fósiles, y hacer un mayor hincapié en la población sobre la eficiencia y el gasto responsable.

Que los precios del gas se hayan calmado es algo temporal, los precios negativos son anecdóticos (aunque relevantes), y supone el mismo efecto que encontrarse en medio de un oasis una botella de agua con gas fresquita mientras uno ha vagado por el desierto con la cantimplora vacía durante días. Cuando llegue el General Invierno, ya veremos qué ocurre.