El otro tope al gas: la infraestructura no da abasto para tanto barco metanero

El otro tope al gas: la infraestructura no da abasto para tanto barco metanero
Planta de regasificación de Enagas en Sagunto

5 min. lectura

Publicado: 18/10/2022 13:28

En los últimos meses la forma en la que los europeos nos aprovisionamos de petróleo y gas natural se han puesto del revés. Antes de la invasión rusa de Ucrania, los hidrocarburos venían principalmente por tierra, pero los cortes de los gasoductos tanto a un lado como a otro de la frontera entre naciones europeas y Rusia han obligado a buscar alternativas.

Una de las mismas es el aprovisionamiento en barcos metaneros, que transportan el gas natural -metano- en tanques criogenizados para transportarlo en estado líquido. Pero esos barcos no pueden descargar en cualquier sitio, requieren plantas regasificadoras, donde atracan y el GNL se convierte de nuevo en estado gaseoso, y se transporta hacia los puntos de consumo o los almacenes.

Pero mientras nuestros políticos siguen alimentando fantasías, la realidad se va imponiendo. Aunque España tiene un tercio de la capacidad regasificadora de Europa, y el 44% de la capacidad de almacenamiento, la llegada de tantos barcos metaneros está revelando las vulnerabilidad del sistema. Hablando en plata, hay un cuello de botella tanto de almacenamiento como de regasificación. Y los barcos hacen cola para descargar el GNL: Reuters habla de «docenas» de metaneros esperando.

En España tenemos seis puntos de descarga de GNL en plantas regasificadoras, pero harían falta cinco veces más para hacer frente al tráfico de barcos que están esperando en el mar a descargar. Por otro lado, la capacidad de almacenamiento de gas se está acercando a su límite técnico. Si no fuesen pocos problemas, añadimos otro, las interconexiones con Francia, actualmente dos, están infrautilizadas, y los galos no están por la labor de terminar el tercer conducto, el MidCat.

Que España se convierta en un hub gasístico a nivel europeo es de momento pura fantasía

Se da la circunstancia de que el buen tiempo que hace últimamente en España está retrasando el consumo de gas natural para calefacción, hecho que se suma a la reducción del consumo provocada por los precios salvajes de este recurso. Parece una tormenta perfecta: falta consumo interno y las capacidades de almacenamiento y exportación están en jaque.

Según Reuters, hay varios riesgos a consecuencia de este atasco. Algunos barcos metaneros pueden echar el ancla y esperar pacientemente a que los precios suban más, y así compensar los gastos extra de estancia en el mar. Por otro lado, si aparecen oportunidades de descarga en otro lado, y a un mayor precio, se irán. Asia empieza a parecer atractiva desde que China anunció que no van a exportar GNL para asegurar su consumo interno en invierno.

Ciertamente, no solamente Europa no estaba preparada para desengancharse rápidamente del gas ruso. Llevó mucho tiempo tejer las redes de suministro, e interrumpir la partida a la mitad con soluciones improvisadas no está funcionando. No había alternativas con las mismas capacidades, y los resultados están a la vista: incertidumbres de suministro, topes al gas improvisados, precios récord y economías que empiezan a ponerse de rodillas en consecuencia.

Tal vez habría que ir tomando nota ante el advenimiento de combustibles alternativos renovables. El hidrógeno, metanol o amoniaco renovable no serán una solución a nada si el sistema tiene una capacidad limitada para cargar/descargar barcos, almacenar de forma eficiente, y poder transportar hacia los puntos de venta.

Y puestos a hablar de cuellos de botella, hay que recordar que algunos astilleros ya no aceptan más pedidos de barcos metaneros hasta por lo menos 2027, están de trabajo hasta arriba. Es una auténtica locura a escala planetaria. Mientras no se resuelvan estos problemas, nos podemos olvidar de un gas natural asequible y de la recuperación de las economías de la zona euro.

Fuente | Reuters