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El absoluto fracaso del autobús eléctrico en España. Crecen las ventas de modelos diésel en 2022

España es un mercado potencialmente muy interesante para la industria de los autobuses eléctricos. Tenemos un sistema con fuerte aportación de las energías renovables, que cada vez tienen más peso, lo que ayuda a diseñar un sistema más limpio y económico en el plano operativo. A esto se añade la fuerte apuesta de nuestras empresas por el diseño y producción de autobuses impulsados por electricidad. Pero curiosamente estas empresas están logrando buscarse la vida fuera de una España que ha dado la espalda a las nuevas tecnologías, apostando un año más por el diésel.

Los datos son tremendos. En plena transición ambiental, donde el transporte debe ser una punta de lanza, y las administraciones públicas un ejemplo, nos encontramos con que España ha incrementando las compras de autobuses diésel para transporte urbano.

En 2021, este tipo de vehículos supuso una cuota de compras del 52.9%, con un 23.6% de híbridos convencionales, un 15.6% de modelos a gas, y apenas un 6.6% de eléctricos puros.

Pero la catástrofe ha llegado en un 2022 donde en contra de la lógica, y la tendencia de mercado del resto de Europa, España ha visto crecer el número de autobuses diésel, que han desplazado a híbridos, eléctricos y a gas. 

El pasado año, los modelos diésel han ocupado el 67% de las ventas de autobuses. Un incremento a costa principalmente de los híbridos, que han bajado al 11.8%, y el gas, que ha retrocedido al 14.7%. Por su parte la compra de eléctricos ha bajado ligeramente respecto a las cifras del 2021 con el 6%.

Pero la cosa puede ser incluso peor si repasamos las ventas por ciudades, que nos indican que buena parte de las matriculaciones se concentran en un puñado de urbes.

En total, se han vendido el pasado año 141 autobuses eléctricos en España. Cifra que podemos contextualizar con los contratos individuales que han cerrado grupos como Irizar, que en 2021 firmaba un contrato con la ciudad de París para entregar 113 unidades, o las 183 unidades contratadas por el ayuntamiento de Oslo a la también española CAF. Contratos sueltos que prácticamente igualan las compras de los ayuntamientos de España en todo 2022.

La cuestión es que de las 141 unidades matriculadas por los ayuntamientos, 54 unidades han ido para la ciudad de Barcelona, lo que supone casi el 40% del total. Madrid ha añadido 28 unidades, y Zaragoza 13. Entre las tres ciudades han ocupado el 67% de las compras de autobuses eléctricos en España el pasado año.

Un listado formado por solamente 17 ayuntamientos, lo que nos indica que la mayor parte no han incorporado ningún autobús eléctrico a su flota en todo el 2022. 

Datos que ponen sobre la mesa que cuando la transición de la movilidad depende del sector público, se frena su adopción. Pero cuando además depende de la gestión de los ayuntamientos, la cosa alcanza niveles ridículos.

Algo que perjudica la transición energética, no ayuda en la reducción de emisiones ni de los costes operativos, y además supone contar con un mercado interno débil que no ayuda a desarrollar una industria propia que debe buscarse las castañas fuera de nuestras fronteras.

https://twitter.com/ValdesL2/status/1609737489224286208

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