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China está desatada con el coche eléctrico. Matricula 500.000 unidades en abril, el 34% de las ventas

Mientras que en Europa la transformación del sector del transporte privado marcha a una velocidad bastante contenida, con algunos países rozando el ridículo, China ha visto claro que es el futuro para reducir dependencia energética, emisiones, y poner en marcha una potente industria automovilística que crea cientos de miles de nuevos empleos. Una apuesta que está dando sus frutos.

El pasado mes de abril según el gobierno chino, se han matriculado en ese mercado 500.000 coches eléctricos puros e híbridos enchufables. Una cifra récord que supone un crecimiento del 23% respecto al mismo periodo del pasado año, y que se traduce en que el 34% de los coches vendidos en el primer mercado mundial del automóvil llevaban una toma de corriente.

Estas cifras llevan el total acumulado en los cuatro primeros meses del año hasta las 1.3 millones de unidades matriculadas. La misma cantidad que logró en 2022 la Unión Europea en todo el año.

Por tecnologías, los coches eléctricos a batería (BEV) representaron el 24% de las ventas de coches del país, mientras que los híbridos enchufables han ocupado el 10% de las ventas.

Según las estimaciones, y teniendo en cuenta el crecimiento actual, se espera que en el próximo trimestre las ventas de los modelos eléctricos y enchufables sumadas logren alcanzar una cuota de mercado de más del 40%, y a finales de año superar el 50%.

Los grandes beneficiados de este giro de los chinos hacia el coche eléctrico son dos nombres propios. Tesla y BYD. 

Dentro del Top 10, encontramos ocho modelos eléctricos o híbridos enchufables, y solo dos gasolina, el Volkswagen Lavida y el Nissan Sylphy. Dos propuestas que hace poco luchaban por los primeros puestos, y que ahora pelean por no caer de los 10 primeros puestos.

El pasado mes de abril, el Tesla Model Y ha sido el modelo más popular con diferencia, logrando entregar en el mercado chino un total de 54.937 unidades. Un hito que permite de nuevo al SUV americano convertirse en el coche más vendido de China por tercera vez, impulsado por las recientes rebajas de precios de su gama.

En segunda posición se coloca el BYD Qin Plus. Una propuesta con versión eléctrica pura e híbrida enchufable, que ha superado a sus hermanos de gama logrando 40,215 registros en marzo, con una variante eléctrica registrando 8,905 unidades. Y es que la versión híbrida enchufable recientemente renovada se ha convertido en un éxito gracias a un precio que arranca en apenas 13.300 euros al cambio. Un 30% por debajo del coste de un Toyota Corolla híbrido en el mercado chino.

Algo parecido le sucede al tercer clasificado, el BYD Song. Este ha logrado 40.114 matriculaciones en abril, y de ellas 6.050 unidades corresponden a la versión eléctrica, y el resto a la híbrida enchufable.

Un Top 10 que ve como la propia BYD se hace con cuatro de las posiciones, con Tesla con otras dos. Algo que deja a las marcas extranjeras fuera de juego con solamente Volkswagen y Nissan siendo la excepción que confirma la regla.

Y esto antes de comenzar a contabilizar las nuevas incorporaciones de BYD, como el previsiblemente súper ventas Seagull, que ha comenzado sus entregas a finales del pasado mes y que amenaza con dejar pequeñas las cifras de sus hermanos.

Vía Cleantechnica

La conclusión es que China ha metido la directa en la adopción del coche eléctrico, y lo ha hecho de la mano de sus marcas locales que han sabido adaptarse más rápidamente a lo que buscan los clientes del gigante asiático.

Una inversión que está todavía en fase de crecimiento con grupos como NIO levantando hasta tres fábricas propias de forma simultánea para atender el mercado nacional, pero con instalaciones pensadas exclusivamente para atender la demanda externa, como la de Europa a donde llegará con una nueva marca de bajo coste.

Capacidad de producción y control de la cadena de valor que les permitirá en muy poco tiempo contar con una oferta sin competencia. Un aspecto que dejará a los grupos occidentales, centrados en los combustibles sintéticos, elevar márgenes de beneficio y en presionar para retrasar las normas de emisiones, el papel que están comenzando a tener en China. Un papel irrelevante.

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