Durante décadas, la industria automovilística mundial estuvo dominada por los fabricantes de tres regiones: Estados Unidos, Europa y Japón. En los últimos años se han sumado a esta lista los grupos surcoreanos; más concretamente, Hyundai-KIA, que protagonizó un ascenso meteórico a nivel internacional a finales del siglo pasado y principios del presente.
Más allá de esta excepción, el sector automotriz se mantuvo cerrado a otros países, pues incluso aquellos que contaban con una potentísima industria emergente (China, India…) dependían de la tecnología y las joint ventures con empresas extranjeras. Sin embargo, el auge del coche eléctrico lo ha cambiado todo.
El mejor ejemplo de esta tendencia es precisamente China. Gracias al apoyo gubernamental, las compañías locales han logrado situarse a la cabeza en el desarrollo de vehículos eléctricos y baterías, dejando en la cuneta a europeos, norteamericanos (con excepción de la joven Tesla) y japoneses.
La vasta experiencia y know-how en la fabricación de motores de combustión interna de la que disfrutaban las firmas tradicionales era el único motivo que mantenía a las marcas de origen chino fuera de mercados como el europeo. Una vez desaparecida esta ventaja, las puertas del viejo continente han quedado abiertas de par en par.
El AXL SharX-5 ha sido desarrollado en Canadá
Esta oportunidad no solo está siendo aprovechada por China, sino también por otros países que hasta ahora se habían mantenido relativamente al margen del sector. Si el otro día os hablábamos del ATLAS, el primer coche eléctrico nacido en Marruecos, hoy le toca el turno al AXL SharX-5, concebido por una startup canadiense con el apoyo de los Emiratos Árabes Unidos.
Presentado en el Burj Khalifa de Dubái, este SUV eléctrico tiene unas dimensiones equivalentes a las del Toyota RAV4, uno de los automóviles más vendidos del planeta. Su estética resulta muy llamativa, con unos grupos ópticos formados por tres colmillos que descienden hasta los extremos del paragolpes y un listón que los une entre sí. En el habitáculo nos encontramos con un volante de dos radios y tres pantallas (instrumentación digital, sistema de infoentretenimiento y display para el copiloto).
El SharX-5 combina un motor eléctrico de 209 CV (153 kW) con una batería de tipo LFP (litio-ferrofosfato) de 67 kWh, la cual le permite alcanzar una autonomía de 500 km por carga, si bien no está claro bajo qué ciclo de homologación se ha calculado dicha estimación. En cuanto a la aceleración, es capaz de completar el 0-100 km/h en apenas 7,4 segundos.
El vehículo se comercializará en Asia, Canadá y Oriente Medio. Aunque por el momento no está contemplada su llegada a Europa, es posible que más adelante AXL trate de introducirse en nuestro mercado. La compañía no ha revelado sus tarifas, pero dado que promete ser un coche «lujoso» y «asequible», seguramente se sitúe algo por encima de un Tesla Model Y en términos de precio.
Fuente | Motor.es
