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Los coches eléctricos son más seguros que los de combustión frente a los incendios, especialmente cuando se manejan adecuadamente

En los últimos meses, estamos viendo una verdadera avalancha de noticias sobre coches eléctricos que se incendian de forma espontánea. Un evento que, a pesar de ser minoritario, y mucho menos habitual que los coches con motor de combustión, tienen mucha más relevancia y atención por parte de los medios.

Y es que a pesar de las anécdotas, como los incendios de algunas bicis o patinetes eléctricos, o la famosa polémica de las baterías de los móviles de Samsung, la realidad es que este tipo de accidentes son muy poco frecuentes, y en muchos casos son fruto del mal uso o mal tratamiento por parte de los propietarios o de los encargados de su transporte.

El ejemplo más reciente de drama periodístico relativo al coche eléctrico lo podemos encontrar en el incendio que se ha producido el pasado mes de julio en el buque Fremantle Highway. Un barco de transporte de coches que sufrió un incendio en sus bodegas, y que antes de comenzar la investigación, los medios ya especulaban con que había sido provocado por los coches eléctricos.

Según Sam Fiorani, vicepresidente de Previsión Global de Vehículos de AutoForecast Solutions: “No importa si los vehículos con motor de combustión se incendian con más frecuencia, o incluso con tanta frecuencia como los vehículos eléctricos. Las imágenes son más espectaculares y juegan con el miedo del público a lo desconocido. Mostrar otro incendio de un vehículo diésel o gasolina no ayuda en nada a los índices de audiencia o a los lectores, pero coloca una foto o un video de un Tesla ardiendo y observa cómo llegan los clics”.

Los datos sugieren que los vehículos con motor de combustión se incendian a un ritmo mayor que los vehículos eléctricos. Pero resulta que los incendios de vehículos eléctricos son…más llamativos.

Si es cierto que un incendio en un coche eléctrico, sobre todo si se produce en la bodega de un barco o en un garaje, es un reto para los bomberos. Las sustancias químicas basadas en níquel crean su propio oxígeno durante un evento térmico, lo que significa que se queman rápidamente y son difíciles de extinguir.

En el caso de los buques de carga, los vehículos eléctricos presentan un problema porque, incluso si no son la causa del incendio, si un incendio es lo suficientemente grande y la temperatura es suficientemente elevada como para incendiar la batería.

Pero si hay un sector afectado por estos sucesos, con los vehículos de transporte personal, como bicicletas eléctricas y patinetes.

Los incendios de los coches eléctricos son mucho más difíciles de apagar a consecuencia de las baterías.

En lugares como Nueva York, las cifras de accidentes son alarmantes. Según The New York Times, en los últimos años los incendios de baterías de litio de bicicletas y scooters eléctricos han matado a 14 personas y han herido a otras 93, y hasta el 14 de agosto se han reportado 154 incendios en la ciudad de Nueva York.

Ante este panorama, las autoridades de la ciudad han puesto en marcha una normativa que obliga a que vehículo y batería se vendan de forma conjunta, y que esta haya pasado unos estándares de calidad. Por lo tanto, la norma apunta al verdadero problema y es la falta de control en la seguridad durante la producción de estas baterías.

Algo que no sucede en el sector del coche eléctrico, donde las marcas invierten grandes cantidades de tiempo y dinero en asegurar sus baterías contra fallos.

Además, el mercado está girando hacia otro tipo de químicas, como el litio-ferrofosfato, e incluso apunta a futuras alternativas como el electrolito sólido, que no contienen electrolitos líquidos inflamables, lo que reduce de forma drástica las posibilidades de un incendio.

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