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Un nuevo informe pone cifras al despilfarro del hidrógeno verde. Pérdida del 80% de la energía en su producción

En los últimos años estamos viendo con cada vez más frecuencia como los gobiernos de Europa buscan en el hidrógeno verde una alternativa al gas natural. Algo que la invasión rusa de Ucrania ha acelerado. Una huida hacia adelante engrasada con dinero público pero que se enfrenta a una realidad que indica que es una apuesta perdedora para Europa por el despilfarro que supondrá desarrollar y mantener esta alternativa.

Así lo indica un nuevo informe, y ya van unos cuantos, emitido por la organización «Red Gas no es Solución». Un grupo formado por más de 30 organizaciones, entre las que se cuenta Ecologistas en Acción, que han presentado un informe en el que rechaza firmemente este tipo de  proyectos.

Entre los motivos que sostienen la postura contraria a esta infraestructura, se indica que proyectos como el H2Med, que propone la construcción de un corredor de hidrógeno verde que conecte la península ibérica con el corazón de Europa «es una apuesta que pone en riesgo la viabilidad de la transición energética, desviando para la exportación una energía imprescindible para la descarbonización de la demanda nacional«.

Además, se considera que al usar un vector energético como el hidrógeno «muy ineficiente», este tipo de infraestructuras perpetúan «un modelo centralizado que va en contra de las personas, el medio ambiente y sigue privilegiando a las grandes empresas energéticas como Enagás«.

Esto no quiere decir que el hidrógeno verde no pueda tener su espacio en un sistema energético renovable. Según Ecologistas en Acción, este vector energético puede ayudar a alcanzar un sistema 100% renovable, «pero su utilización debe reservarse para casos concretos en los que sería inviable utilizar otro tipo de energía renovable, especialmente para sustituir el uso del hidrógeno como materia prima en determinados procesos industriales, así como en aquellos que requieren de altas temperaturas que no tienen por el momento otras opciones de descarbonización«.

Los problemas del hidrógeno

El principal reto es que los gobiernos se han lanzado a promocionar una producción de hidrógeno que se comerá parte de la producción de energía renovable. Algo que se produce en un escenario donde el mix eléctrico todavía depende en parte del gas, lo provocará irremediablemente que se mantenga en el tiempo una peligrosa dependencia de los combustibles fósiles.

También hay factores como la eficiencia, que tendrá efectos en el apartado anterior. Según los informes como el realizado por la Hydrogen Science Coalition, el proceso de producción de hidrógeno por electrólisis a partir de fuentes renovables, y posteriormente transportado por un gasoducto, se puede llegar a perder hasta un 80% de la energía invertida. Y todavía faltan pérdidas durante los procesos de repostaje de los vehículos o inyectado en los depósitos de las empresas.

Por último, y no menos importante, desde las asociaciones se avisa del riesgo ambiental que este tipo de proyecto puede suponer para el ecosistema de Europa.

Proyectos como el propio H2Med buscan ser incluidos en la lista de Proyectos de Interés Común (PICs). Algo que además de poder acceder a jugosas ayudas públicas, les permitirá además poder acceder a unos controles ambientales menos exigentes, estando exentos de evaluaciones de impacto ambiental exhaustivos.

Un H2Med que como recordamos, atravesará el Golfo de León, uno de los ecosistemas con mayor índice de biodiversidad en el Mediterráneo, donde se encuentran espacios marinos protegidos, un corredor de cetáceos y el Santuario de Pélagos.

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