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La lección que nos dejan las ‘fosas comunes’ de coches eléctricos en China, ¿cuáles son los motivos?

En los últimos meses se han hecho virales dantescas imágenes y vídeos como estos: miles de coches eléctricos, aparentemente nuevos, almacenados en ‘cementerios’ para vehículos en las afueras de al menos seis ciudades de China.

Una situación que se aprovechó para atacar con dureza a todo lo que envuelve al vehículo eléctrico y para tildar de «fracaso» esta alternativa a la movilidad cada vez más consolidada (especialmente en China). Imágenes muy jugosas y virales, sí, que daban pie (con buena parte de razón) a ser valoradas de una forma muy negativa.

Sin embargo, hay una lección detrás de todo esto que tiene una lectura muy interesante. Primero, hay que intentar conocer los motivos de por qué tal cantidad de coches eléctricos (se calculan que más de 20.000) han acabado allí.

Miles de coches eléctricos pudriéndose en estacionamientos a las afueras de varias ciudades de China.

¿Cómo han llegado estos coches eléctricos abandonados hasta ahí?

La primera de las razones, la más cuestionada, es la que apunta a los propios fabricantes chinos que, deseosos de obtener ayudas públicas, inflaron las cifras de producción hasta el punto de poder acceder a los subsidios del gobierno chino. Un gran número de ventas falsas para agrandar las estadísticas oficiales y que permitan, además, desafiar a marcas externas como Tesla.

Y parte de razón no le falta a este argumento de las automatriculaciones desproporcionadas, ya que muchos de estos vehículos que se están pudriendo y entremezclando con la maleza tienen todavía los prácticos protectores y están matriculados.

El segundo motivo, y es el que puede pesar en gran medida, tiene que ver con el auge de las empresas de coche compartido hará ahora unos 4 años. ¿Recuerdas ver también estampas de bicicletas eléctricas abandonadas a su suerte? Esa expansión sin igual se trasladó a los coches eléctricos y han corrido el mismo destino, con estas empresas quebrando y abandonando miles de coches que difícilmente pueden encontrar destino.

¿Por qué? En primer lugar, por sus especificaciones técnicas, ya que estas empresas de carsharing intentaban ‘colar’ vehículos eléctricos más asequibles y con un alcance muy reducido (apenas 100-150 km de autonomía). En su momento no convencieron al público chino, que veía cómo el transporte público seguía siendo un método más rápido y eficiente para moverse por la ciudad.

Ahora, nadie quiere esos vehículos eléctricos «deficientes», muchos de ellos además con daños en su carrocería, con muestras de haber sido usados. Vehículos como los Neta V o los Baic BJEV EC3 de baja autonomía copan muchos de estos ‘cementerios’ para coches eléctricos: un fracaso de los vehículos eléctricos de mala calidad, y no de los coches eléctricos en general.

Una moraleja que conviene aplicar en cualquier mercado, y más en el europeo en el que se intenta imponer la movilidad eléctrica para los próximos años: «los vehículos eléctricos tendrán éxito si son mejores que los de combustión interna, no productos inferiores como estos».

«Estos coches son una representación sorprendente del exceso y el desperdicio que puede ocurrir cuando el capital inunda una industria floreciente, y quizás también un monumento extraño al progreso sísmico en el transporte eléctrico en los últimos años», aseguraba Bloomberg al respecto.

Y todo esto, sin tener en cuenta el grave problema medioambiental que implican estos cementerios de coches eléctricos. Una llamada de atención para nuestro presente y nuestro futuro. ¿Por qué no se reciclan? En su interior hay materiales muy valiosos que podrían dar vida a coches eléctricos y baterías más capaces.

Fuente | Electreck

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