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Toyota pone fecha a la llegada de la batería que nos permitirá ir de Bilbao a Cadiz con una sola carga

La expresión «de Bilbao a Cadiz» es una frase que los defensores del coche eléctrico hemos escuchado infinidad de veces en nuestras discusiones con los críticos. Se trata del tramo que se usa para decir que el coche eléctrico no es capaz de realizar ese desplazamiento sin parar a cargar varias veces. Pero eso aunque en el fondo sea absurdo, quién hace el Bilbao-Cadiz sin parar, y más habitualmente, ya tiene fecha de poder ser una realidad con las baterías como las que está preparando Toyota.

Toyota ha confirmado que entre 2027 y 2028 lanzará una nueva generación de baterías que permitirá a un coche eléctrico poder lograr una autonomía de 1.000 km con una sola carga. Según Google, Maps, entre Bilbao y Cadiz hay 970 kilómetros, por lo que incluso usando varias botellas o unos pañales, el conductor de un coche eléctrico podrá en menos de cuatro años poder completar ese maratón.

Esto será con la que podríamos denominar como segunda generación de baterías. Pero Toyota ya está trabajando en la tercera generación, el electrolito sólido, que según el fabricante japonés, permitirá a un coche eléctrico superar los 1.200 kilómetros de autonomía con una sola carga.

Algo que elevaría el listón, y además de ir de Bilbao a Cadiz, tendríamos energía para hacer una visita a nuestros amigos en Sevilla, y terminar en Córdoba para pasar la noche.

De momento, esta tecnología no tiene fecha de llegada, pero se estima que si no hay imprevistos en su desarrollo, tendría que estar en el mercado a finales de la década. Por lo que hablamos de poco más de cinco años por delante.

Pero antes de todo esto, Toyota ha optado por un camino intermedio más racional, y ultima el desarrollo de una batería con electrolito líquido, que llegará en 2026 y que además de ofrecer una autonomía de casi el doble que la actual, unos 800 km, reducirá el coste de producción un 20%. Dos factores clave que dispararán el atractivo de sus modelos que además contarán también con una carga ultrarrápida, que le permitirá recuperar el 80% de carga en menos de 20 minutos.

Esto se traduce que un conductor que quiera hacer el Bilbao-Cadiz, lo podrá hacer con apenas una corta parada en el camino. Aunque como todos sabemos, la realidad y los límites físicos, además de los de seguridad, nos harán parar varias veces más.

Esto hace que muchos se pregunten si realmente el electrolito sólido llegará para convertirse en la esperada revolución. Y es que con más de 600 o 700 km reales, no homologados, un coche eléctrico puede ofrecer una autonomía suficiente para casi el 100% de los usuarios. Incluso los más exigentes en cuanto a autonomía por su profesión.

Una auto-competencia por parte de los desarrolladores de baterías, que tiene como consecuencia que para triunfar, el electrolito sólido tendrá que ofrecer algo más de lo que habríamos pensado hasta ahora. Tanto reducción de pesos, mayor seguridad, pero tampoco podrá disparar sus precios, ya que los clientes las descartarán automáticamente.

También recordar que hablamos de dos o tres años vista para las baterías de segunda generación de Toyota, pero que en la actualidad ya hay fabricantes produciendo packs de similares características. Marcas como NIO, con su batería semi-sólida, que les permite montar un sistema de 150 kWh, y más de 1.000 km de autonomía en condiciones reales.

Una alternativa que tiene en su prohibitivo precio su principal hándicap, pero que en uno o dos años habrá logrado mejorar este aspecto, adelantándose a sus competidores occidentales, y orientales.

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