Scooters con precios de entre 400 y 600 euros con carga rápida: la revolución de las baterías de sodio

China está impulsando el uso de baterías de sodio a través de scooters eléctricos, una alternativa más segura y económica al litio. Fabricantes como Yadea ya lanzan modelos comerciales y despliegan redes de carga e intercambio. La tecnología también se expande al almacenamiento energético con fuerte respaldo industrial.

Scooters con precios de entre 400 y 600 euros con carga rápida: la revolución de las baterías de sodio
Scooter con batería de sodio

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Publicado: 03/06/2025 09:31

China vuelve a tomar la delantera en la carrera en la búsqueda de alternativas más económicas de movilidad, y lo está haciendo a lomos de millones de scooters eléctricos dotados de un nuevo tipo de batería. La apuesta por las baterías de sodio, una alternativa más económica y sostenible a las de litio, se está consolidando en el país asiático gracias al enorme parque de vehículos de dos ruedas y la visión de sus fabricantes.

Modelos como los de Yadea, uno de los principales fabricantes chinos, ya incorporan baterías de sodio en lugar de las tradicionales de plomo o litio. Estos scooters se venden entre 400 y 600 euros y permiten recargas ultrarrápidas del 0 al 80% en solo 15 minutos. Además, ofrecen sistemas de intercambio de baterías que permiten al usuario reemplazar la batería descargada por otra cargada en apenas 30 segundos, con solo escanear un código QR. Una receta claramente ganadora que se abre paso en el gigante asiático a pasos agigantados.

Este tipo de movilidad, basada en trayectos cortos y velocidades reducidas, es ideal para una batería que, aunque tiene menor densidad energética que la de litio, también es más segura, más estable ante temperaturas extremas y, sobre todo, mucho más barata de producir.

Solo en 2023 se vendieron en China 55 millones de scooters eléctricos, lo que ofrece una base perfecta para alcanzar economías de escala. Los fabricantes locales están desplegando la infraestructura que permita despegar a la tecnología. Herramientas como una red específica de cargadores rápidos y estaciones de intercambio pensada exclusivamente para baterías de sodio. Solo en Hangzhou, su objetivo es contar con un punto cada dos kilómetros antes de que termine 2025.

El potencial es tan grande que incluso ciudades como Shenzhen han lanzado programas piloto con repartidores para validar el sistema a gran escala, en paralelo con ambiciosos planes públicos para crear “ciudades de intercambio de baterías”.

Pero la estrategia china va más allá de la movilidad urbana. Las baterías de sodio también están empezando a usarse en estaciones de almacenamiento energético que dan soporte a las intermitentes energías renovables. En este tipo de aplicaciones, la menor densidad energética de las baterías de sodio no es un problema, ya que el peso y su tamaño importan menos que factores más importantes, como el coste y la seguridad.

Estación de carga rápida de Yadea

Aunque todavía no han logrado penetrar en el mercado de coches eléctricos por su limitada densidad, el desarrollo tecnológico avanza rápido. Fabricantes como CATL ya trabajan en su industrialización para aplicaciones más grandes, y se están construyendo decenas de plantas dedicadas en todo el país. Solo en 2024 se anunciaron en China 27 nuevas plantas con una capacidad conjunta de 180 GWh.

El resultado: más del 90% de la capacidad mundial de producción de baterías de sodio proyectada para 2033 estará en manos de China. Y si todo avanza como prevén los gigantes asiáticos, estas baterías podrían ser la llave para una movilidad eléctrica verdaderamente asequible y global, y además en un plazo no demasiado largo.

Unas baterías de sodio que se enfrentan, en el corto plazo, a retos como la economía de escala. Una capacidad de producción muy lejos de las celdas de litio convencionales, que necesitará grandes inversiones tanto en I+D, como en líneas de producción. Pero el premio parece evidente para los que apuesten por ello.