
BYD arrasa en España mientras pasa desapercibido en otros mercados europeos
BYD ha logrado una impresionante cuota de ventas de coches eléctricos del 21,3% en el mercado español el pasado mes de octubre, muy por encima de otros países europeos. ¿Por qué esta diferencia tan importante, que además no para de aumentar?

Lo que está ocurriendo con BYD en España es, cuanto menos, llamativo. Mientras en algunos países europeos sus coches eléctricos apenas levantan cabeza, aquí no solo están funcionando, sino que están arrasando. Según los últimos datos, la marca china alcanzó en octubre una cuota del 21,3% en el mercado de coches eléctricos en España. Un porcentaje que la sitúa entre los grandes y que evidencia un cambio de tendencia muy claro.
Su espectacular expansión en España choca con su rendimiento en otros países europeos. En Austria, por ejemplo, la marca china ha mantenido una presencia relativamente constante, con picos por encima del 12% en 2024, pero con una tendencia a la baja durante 2025, estabilizándose por debajo del 8%. En Alemania, los registros han oscilado entre el 2% y el 6%, con cierta volatilidad pero sin lograr consolidarse. Países Bajos, Suiza o Irlanda apenas han superado el 2%, mientras que en Finlandia y Suecia su impacto ha sido prácticamente testimonial, con cuotas por debajo del 1% durante todo el periodo.
¿Cómo se explica esta diferencia tan brutal? Las razones son múltiples, pero hay factores clave que permiten entender por qué España se está convirtiendo en uno de los países europeos donde la marca asiática pisa más fuerte.
El hueco que han dejado otros, lo está llenando China

Durante años, los fabricantes europeos han utilizado mercados como el español para colocar sus coches de combustión, reservando lo mejor de su oferta eléctrica para países como Alemania, Francia o los nórdicos. Esa falta de apuesta real por la electrificación en España ha abierto un hueco que marcas como BYD están sabiendo aprovechar con inteligencia y rapidez.
Aquí hay demanda. Cada vez más conductores buscan alternativas eléctricas razonables, sin precios disparatados, y con un nivel de calidad y tecnología a la altura. Y BYD ha llegado justo en el momento adecuado: con una gama que no solo cubre varios segmentos, sino que lo hace a precios que rompen el mercado. Modelos como el Dolphin, el Atto 3 o el Seal ofrecen una relación calidad/precio difícil de igualar, especialmente si se comparan con lo que ofrecen los fabricantes tradicionales.

Además, el cliente español no tiene los mismos prejuicios que en otros mercados. En el norte de Europa, factores como el temor a la dependencia tecnológica de China o las implicaciones geopolíticas juegan un papel importante. Pero en España, lo que importa es que el coche funcione bien, tenga buena autonomía, sea cómodo, venga bien equipado y tenga un precio competitivo. Y en eso BYD ha dado en el clavo.
Por otro lado, en países como Suecia, la red de distribución ha sido, hasta hace poco, un obstáculo más que una ayuda. Allí, la marca ha cambiado recientemente de estrategia, pasando de trabajar con un único distribuidor a controlar más directamente su operación. Pero ese cambio aún necesita tiempo para reflejarse en las cifras. En España, sin embargo, su presencia ha ido ganando terreno de forma progresiva y ya hay una red comercial y de posventa que empieza a ser sólida, algo imprescindible para ganarse la confianza del comprador. Algo similar a lo sucedido en Alemania.
Mientras los fabricantes europeos siguen atrapados entre mantener sus márgenes, proteger su industria y cumplir con la normativa de emisiones, BYD avanza sin parar. Y todo esto a las puertas de la apertura en 2026 de la fábrica de BYD en Hungría, que supondrá un antes y un después para el suministro y la competitividad de los chinos en nuestro mercado.
La pregunta es dónde está el techo de BYD en España. Si lo ha tocado, o solamente está empezando su implantación y seguirá escalando en los próximos meses.


