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Por qué un neumático se desgasta irregularmente y qué indica cada caso

A medida que los neumáticos de tu coche se desgastan, te indican si hay algún problema que deba ser solucionado. Te contamos cómo interpretar el desgaste e identificar lo que necesita tu coche para resolverlo.

Montar unos buenos neumáticos en tu coche te proporciona múltiples beneficios. No sólo desde el punto de vista de la seguridad, sino también con respecto a la eficiencia. Un coche con neumáticos de baja calidad o en mal estado harán que tu vehículo consuma más, ya sea combustible o electricidad de la batería.

No en vano, el neumático es el único elemento de un vehículo que está en contacto con la superficie por la que circula. Esto afecta al agarre y al rozamiento de la banda de rodadura con el asfalto, por lo que su influencia es muy elevada.

Pero no todos los neumáticos se desgastan igual, ni todos los coches degradan del mismo modo los neumáticos. Y si, además del uso normal, hay otros problemas, entonces dicho desgaste también será irregular. Te contamos más sobre ello.

Cuánto debe durar un neumático

La respuesta a esta pregunta depende de muchos factores, pero la duración media ronda los 40.000 kilómetros.

A partir de ahí, entran en juego muchos factores que alargarán o acortarán la vida del neumático:

  1. Diseño, estructura y composición del neumático
  2. Tipo de conducción (velocidad, frenadas, aceleraciones)
  3. Condiciones medioambientales habituales durante su uso
  4. Tipo de neumático (verano, invierno, 4 Estaciones, etc)
  5. Calidad del neumático
  6. Tipo de vehículo, potencia, etc (utilitario, deportivo, SUV)
  7. Mantenimiento del neumático y del vehículo

Tipos de desgaste que puede sufrir un neumático

Como habrás deducido, vamos a profundizar en el séptimo y último punto de esta lista: el mantenimiento del neumático y del vehículo, y cómo influye todo eso en el desgaste, tanto en tiempo como en forma.

No cabe duda de que una conducción agresiva acelera enormemente el desgaste, no sólo de los neumáticos sino también de los frenos y otros elementos del coche. Pues bien, el mantenimiento también importa y mucho.

La banda de rodadura debe desgastarse de manera uniforme. De lo contrario, algo está pasando. Foto: Freepik

Desgaste del neumático por los bordes

Seguramente este tipo de desgaste es el más habitual en un neumático y suele darse por dejadez del conductor. La razón es porque la presión de aire del neumático es insuficiente, es decir, demasiado baja.

Esto hace que los extremos de la banda de rodadura queden más expuestos al contacto con el asfalto, degradándose más que el centro de la misma. Dicho efecto es especialmente notorio en las curvas, ya que el neumático pierde rigidez al tener menos aire y sus bordes rozan más con el asfalto.

También puede ocurrir cuando el coche soporta un peso excesivo por haberlo cargado demasiado, lo que hace que la presión de los neumáticos sea insuficiente y provoque el mismo problema. Esto te va a costar dinero porque tendrás que cambiar los neumáticos antes de tiempo, pero también porque el coche consumirá más.

La solución es sencilla: controla al menos una vez al mes la presión de los neumáticos y nunca excedas los límites razonables de carga del vehículo. Además, a la hora de determinar la presión adecuada, ten en cuenta el peso que suele soportar dicho vehículo, A mayor peso, mayor presión en los neumáticos (consulta la tabla del fabricante del vehículo para tener una referencia).

Desgaste del neumático por el centro

Este caso es el contrario al anterior: cuando un neumático se gasta prematuramente por el centro es porque la presión es excesiva. Esto hace que el neumático se redondee, reduciendo la superficie de contacto de la banda de rodadura. En la práctica, sólo la parte gastada es la que contacta con el asfalto en todo momento.

Controlar la presión de los neumáticos al menos una vez es obligado si quieres mantener tus neumáticos en buen estado durante más tiempo. Foto: Freepik

Esto reduce el consumo, cierto, pero te obligará a cambiar los neumáticos antes de tiempo y te hará circular comprometiendo tu seguridad: por un lado será menos eficaz en las frenadas y bajo condiciones de agarre precario, y por otro el riesgo de reventón será más elevado. Igualmente, el coche irá más duro y el confort de marcha empeorará.

La solución a este problema también es sencilla: sólo hay que reducir la presión de los neumáticos hasta llevarla a los valores recomendados por el fabricante del coche.

Abombamiento en los flancos

Cuando golpeamos el flanco de un neumático, es decir, el lateral del mismo, podemos provocar diferentes tipos de daños.

El más grave de todos es el reventón, pues al impactar con el pico de una acera o algo de ese estilo rajamos la carcasa y todo el aire escapa de golpe.

Pero también podemos provocar un abombamiento en el flanco, lo que en un principio no es un problema pero llegará a serlo si no lo solucionamos antes. ¿Recuerdas haber visto alguna vez un neumático con una especie de bola en el lateral? A eso es a lo que nos referimos.

Esto ocurre porque el golpe ha provocado el deterioro de la carcasa, dejando que al aire del interior del neumático se filtre entre las fibras de la estructura. En un principio, esto no supone una fuga de aire al exterior, pero a medio o largo plazo acabará sucediendo y derivará en un reventón, lo que sin duda es muy peligroso.

Esto puede ocurrir con mayor facilidad con temperaturas cálidas o cuando se circula a una velocidad muy elevada, ya que la presión del neumático aumenta y el deterioro de la carcasa puede no ser capaz de aguantarla.

En este caso, lo único que podemos hacer para evitarlo es prestar mucha atención a los bordillos y demás obstáculos que nos encontramos durante la conducción. Y si uno de nuestros neumáticos ya lo ha sufrido, sólo podemos hacer una cosa: cambiarlo por uno nuevo.

Otros desgastes irregulares en el neumático que también nos dan pistas

Aunque los tres casos que hemos analizado son los más habituales, existen otros que también nos pueden ocurrir. Hemos hablado del desgaste irregular por los lados del neumático, pero ahora nos centramos en el desgaste irregular en uno de esos lados.

Si ocurre en mayor medida en el exterior de la banda de rodadura puede ser por un exceso de peso en ese eje o por un exceso de caída o camber. Esto provoca que el hombro exterior del neumático toque más el asfalto. Si por el contrario el desgaste es en el interior del neumático, entonces la razón es un camber negativo.

Un buen equilibrado y alineación de las ruedas contribuye a un desgaste uniforme. Foto: Freepik

Para solucionar este problema debes llevar el coche al taller para que realicen una alineación o equilibrado de las ruedas.

El último supuesto de degradación irregular de los neumáticos que vamos a comentar es el que se produce en diagonal o en diferentes zonas de la banda de rodadura. Esto es bastante raro, pero puede ocurrir si se ha montado mal o porque hay un problema en la suspensión y se producen rebotes indeseados.

También ocurre cuando circulamos con una llanta deformada, un problema en los frenos o el ABS. Estos, al entrar en acción, provocan un derrape o una frenada muy fuerte y, por tanto, una abrasión exagerada de una zona concreta del neumático.

Cuando pasa esto, debemos acudir a un taller mecánico para identificar la causa. Puede ser necesario verificar el montaje del neumático, revisar la suspensión, los frenos o el ABS, así como revisar la alineación de las ruedas.

Desgaste de neumáticos en un coche eléctrico

Cada vez es más habitual ver en el mercado neumáticos específicos para coches eléctricos. Esto sucede porque en este tipo de vehículos la eficiencia es vital para mantener unos buenos niveles de autonomía eléctrica.

A consecuencia de eso, suelen ser neumáticos con menor resistencia a la rodadura, más estrechos o de mayor diámetro.

Ten en cuenta, además, que a igualdad de conducción, un coche eléctrico gasta los neumáticos antes que su homólogo con motor de combustión. Esto se produce por dos razones principales: el peso y el par motor.

Por regla general, los coches eléctricos son más pesados a consecuencia de las baterías, que suman varios cientos de kilogramos al conjunto. Además, la entrega de potencia de un motor eléctrico es mucho más instantánea y eficaz, pero eso deriva en una mayor exigencia para el neumático y, por tanto, una degradación superior.

Por tanto, lo mejor que puedes hacer con tus neumáticos al conducir un coche eléctrico es ser suave con el acelerador y los frenos. Algo que, en cualquier caso, ya forma parte de la filosofía propia de un conductor de vehículos eléctricos que busca la máxima eficiencia.

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