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Las aventuras de un taxi eléctrico en España

Ser un pionero tiene su punto de riesgo, de aventura y de emoción, aunque también puedes ser de los primeros en aprovechar las bondades de una tecnología. Esto todo lo ha descubierto Roberto, el taxista de Valladolid que esta semana nos ha mandado la crónica de una aventura a los mandos de su Nissan Leaf en un país poco preparado para esta tecnología.

El objetivo de Roberto era cubrir con su Leaf los casi 120 kilómetros que separan Valladolid de Segovia, un recorrido exigente que en gran parte discurría por autovía y con unos importantes subidas que le llevan a superar los 1.000 metros de altura en algunas zonas, y que ha supuesto todo un desafío para los 24 kWh de la batería del Leaf.

El resultado de la combinación de autovía y subidas es que la batería se agota cerca del final del camino, una situación que Roberto describe como la primera en la que realmente ha pasado apuros a los mandos del Leaf, pero que al mismo tiempo le ha permitido descubrir un potencial oculto en el eléctrico japonés, y es que al llegar cerca del destino la batería marcaba 3 barras y 0 kilómetros, a pesar de lo que podía circular sin entrar el modo de reserva que limita las prestaciones del Leaf.

Gracias a estos 8 kilómetros adicionales, Roberto llega al concesionario Nissan de Zamarrala donde aprovecha hasta la hora de cierre, era sábado al mediodía, para recupera algo de energía en el punto de recarga habilitado, una recarga que puede realizar de forma gratuita. Una de las principales sorpresas a su llegada a Segovia es que la ciudad no cuenta con ningún punto de recarga público, lo que tiene como resultado un 0 en las ventas de coches eléctricos en los concesionarios de la ciudad, y solamente un Twizy puede contar que ha salido de un punto de venta de Segovia, algo que choca con el fuerte despliegue en ciudades vecinas como Valladolid o Palencia.

Una de las primeras soluciones ha sido dirigirse a la policía local que recientemente ha adquirido una pequeña flota de motos eléctricas y que deberían contar con una infraestructura de recarga propia, un organismo público que para sorpresa de Roberto se niega a facilitar una toma alegando que están todas ocupadas por sus motos, una actitud absolutamente lamentable ante la que se nos amontonan los adjetivos calificativos en la cabeza, y ninguno bueno.

Pero por suerte se trata de un problema con una solución en marcha, y uno de los centros comerciales contará con al menos dos puntos de recarga con plaza reservada para coches eléctricos, pero como suele suceder en este país, a pesar de estar preparados no han sido inaugurados y los responsables del centro comercial no cuentan con tarjetas para su uso. Por suerte estos pueden ser activados a distancia y después de una llamada telefónica y un email que milagrosamente ha sido visto por los responsables de la empresa de recarga, proceden a activar de forma remota el punto y desbloquean la trampilla, para que de esa forma Roberto pueda recargar los 13 kWh que necesita para regresar a Valladolid, un regreso más sencillo al seleccionar una nueva ruta más propicia para el eléctrico.

La conclusión es que con una infraestructura mínima incluso con el Leaf se pueden realizar recorridos moderadamente largos, aunque no sea la filosofía de este modelo, una aventura donde también hemos aprendido que en España hay un largo camino por recorrer, sobre todo a nivel de mentalidad tanto en el comprador particular, como especialmente en las instituciones públicas que trabajan para nosotros con nuestro dinero.

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Fuente | Usuarios Nissan Leaf


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