El Volkswagen e-Golf ha sido el primer coche eléctrico de Volkswagen a la venta. Una propuesta que ha pasado ligeramente desapercibida en lo comercial, y que se trataba sobre el papel de una «simple» conversión del mítico modelo alemán. Ahora, el TÜV alemán ha determinado que el e-Golf es el modelo eléctrico más fiable del mercado, y lo convierte en un potencial objeto de deseo de los que buscan una propuesta discreta en lo estético, bien terminada, fiable y cada vez más económica.
Como recordamos, el e-Golf cuenta con un diseño prácticamente igual al de un Volkswagen Golf de combustión, diferenciándose de este por una parrilla específica con tonos azules, emblema e-Golf y luces de día específicas.
Hablamos de un compacto del segmento C, con un cuerpo de 4,25 m, y cuenta con espacio para cinco ocupantes y un maletero de 341 litros. El interior es el de otros Volkswagen Golf, encontramos un sencillo sistema de info-entretenimiento táctil de la marca alemana y con materiales bien ajustados. Su diseño de formas más regulares y «normales», hacen de su habitabilidad interior una de sus bazas.
En su segunda generación, monta un sistema eléctrico dotado de un potente motor de 100 kW (136 CV) que se alimenta de una batería de 35,8 kWh y 219 km de autonomía WLTP.
En el aspecto de la carga, el e-Golf monta un sistema de carga rápida a 50 kW, que se muestra también muy eficiente ya que la curva de carga logra picos de 44 kW hasta más allá del 80%. Incluso en niveles de carga elevados, al 87%, todavía mantiene unos 20 kW de potencia. Algo que nos permite hacer cargas completas dentro de un tiempo razonable.
El Volkswagen e-Golf, un coche eléctrico de segunda mano fiable
Ahora, el TÜV alemán ha realizado un análisis de los coches eléctricos de ocasión, y ha determinado que el e-Golf es el más fiable de la actual oferta.
El “Informe TÜV 2024” indica que a pesar de ser una conversión del modelo de combustión, el e-Golf está cuidadosamente fabricado. Incluso las suspensiones, que en el caso de los coches eléctricos pueden sufrir por el sobrepeso de los eléctricos, se mantienen con un rendimiento sólido con el paso de los años.
También destacan el buen rendimiento de los ejes de transmisión, el sistema de dirección y los brazos de dirección. Las luces de cruce y de las luces delanteras y traseras también muestran un rendimiento excelente. Las conexiones y manguitos del freno son duraderos, los discos de freno son mejores que el promedio de su clase y el freno de mano funciona de manera fiable y efectiva.
Solamente se destacan entre los apartados negativos un rendimiento del freno, que necesita ser revisado después de unos años.
Por su parte, la batería es también uno de los puntos más importantes en un coche eléctrico. En este caso el e-Golf ha logrado un sorprendente buen resultado con el paso de los años y los ciclos de carga y descarga.
En las pruebas realizadas para medir la degradación, como la realizada en su momento por Bjorn Nyland, el pack del Golf eléctrico apenas mostraba degradación después de los primeros 50.000 km. Y eso en una unidad de primera generación con batería de 24 kWh. Algo que supone llevar el pack a su límite de carga de forma más habitual. Pero a pesar de esto, después de esos kilómetros la batería mantenía el 93.5% de su capacidad original.
Decimos sorprendente, ya que como recordamos, el pack del e-Golf no cuenta con refrigeración activa. Al igual que el Nissan LEAF, el modelo alemán no refrigera la batería, siendo únicamente el aire al circular la forma de disipar el calor.
Pero a diferencia del LEAF, el e-Golf cuenta con unas robustas celdas de Samsung, que además están configuradas de tal forma que pueden distribuir el calor de forma más efectiva. El resultado es un sistema más sencillo, pero efectivo.
Un e-Golf de segunda generación, motor de 100 kW, que podemos encontrar en el mercado en unidades del 2019, muy bien equipadas, con menos de 80.000 kilómetros, y con precios de unos 14.900 euros.
