Conscientes de que la infraestructura de recarga es fundamental para lograr atraer a compradores, el gobierno de la capital china ha puesto en marcha un nuevo e interesante proyecto. Convertir las farolas de sus calles en puntos de recarga para coches eléctricos.
Esta iniciativa consta de dos partes. En la primera se procederá a la sustitución un kilómetro de ineficientes bombillas incandescentes por luces LED.
Gracias a esta actualización se logrará un importante nivel de ahorro energético, y una reducción del 50% en la potencia necesaria para la alimentación de esta línea, que pasará de 220 kW a 110 kW. Una potencia que se usará para permitir la recarga de coches eléctricos.
Las primeras obras han tenido como escenario el distrito de Changping, donde 8 farolas han sido adaptadas con un punto de recarga. Unos puntos que estarán disponibles las 24 horas del día y de forma totalmente gratuita. Un esfuerzo destinado a que particulares y sobre todo profesionales den el salto a la movilidad eléctrica.
El objetivo es alcanzar las 17.000 farolas adaptadas antes del final de 2017. Un ambicioso reto que supondrá la instalación de este tipo de sistemas de iluminación/recarga en lugares de alta afluencia, como parkings públicos, centros comerciales, áreas de descanso de las autovías…
Con este tipo de medidas desde el gobierno de Pekín se espera que poco a poco los usuarios vean factible la idea de adquirir un coche eléctrico, y lograr superar el muro de miedo que ahora mismo separa a esta tecnología de las gradnes cifras en el gigante asiático. Un mercado hasta ahora asfixiado por los precios de los carburantes. Una presión que se ha visto aliviada con la bajada de los precios del petróleo.
Una bajada que amenaza con empeorar el grave problema medioambiental que sufren las principales ciudades chinas.
