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Según BMW, las baterías de sus coches eléctricos durarán como mínimo 15 años

Uno de los principales mitos que rodea al coche eléctrico es el relacionado con la vida útil de sus baterías. El miedo a que se degraden y dejen al coche inutilizado forma parte casi siempre de las conversaciones cuando hablamos con alguien que no está al tanto de las posibilidades de esta tecnología.

Para tratar de reducir estos temores, BMW ha publicado una nota de prensa en la que indica que la vida útil de las baterías de sus modelos será larga, muy larga. Tanto como para superar la duración del propio coche y continuar con sus trabajos fuera del mismo una vez que ha sido descartado para el transporte.

Según el jefe de desarrollo de BMW, Andreas Raith, según los últimos datos de los que disponen, la batería de un i3 debería superar sin problemas los 15 años de uso y mejorar las cifras de los motores de combustión. «No es una declaración publicitaria, estas baterías han sido diseñadas para durar tanto como el vehículo. Creo que es una afirmación que sirve para toda la industria y la comunidad del coche eléctrico, muchos de las cuales están preocupados por la vida de la batería. Un aspecto donde nuestros ingenieros han adoptado un enfoque muy conservador para preservarlas y hacerlas lo más duraderas posible«.

La cuestión es que después de 10 o 15 años la batería seguirá manteniendo capacidad. No es que en esa fecha deje de funcionar. Según BMW, dependiendo claro de los kilómetros y el cuidado de la batería, estiman que de media el pack de un i3 después de 15 años debería mantener el 70% de capacidad en el peor de los escenarios.

Esto traducido a capacidad y autonomía, supondría que un BMW i3 de 33 kWh después de 15 años mantendría como mínimo 23 kWh de su batería, que le deberían proporcionar una autonomía real de unos 140 kilómetros con cada carga respecto a los 200 kms que dispone nuevo.

También se indica desde BMW que mientras que en un modelo de combustión la pérdida de prestaciones después de 15 años se suele asociar al una reducción del rendimiento del motor y un aumento del consumo, en el caso del eléctrico esto se limitará sólo a la autonomía, manteniendo el motor eléctrico sus capacidades originales durante mucho más tiempo.

Un ejemplo de que un coche eléctrico no sólo es más sostenible gracias a la ausencia de emisiones de su motor, sino que incluso podrá reducir el impacto de su producción gracias a poder extender su vida útil durante muchos más años de los que estamos acostumbrados en un modelo diésel y gasolina. Incluso llegado el momento donde la autonomía no sea suficiente, se podrá intentar el cambio o restauración de la batería, e también será más fácil su venta al no estar el eléctrico tan supeditado a cuestiones mecánicas, cambios de aceite y filtros o tratamiento del motor en general de un modelo de combustión.

Algo que ayudará a reducir la necesidad del achatarramiento de coches, y el tener que volver a realizar su construcción con todo el impacto medioambiental y económico que tiene el proceso, sea eléctrico o no.

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Vía | CarAdvice

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