BRUSA ha presentado lo que quiere convertirse en el futuro del transporte por carretera, una evolución desde los modelos diésel e híbridos que deja atrás cualquier sistema de propulsión por combustión y se lanza a un sistema 100% eléctrico.
De esta forma ha creado el BRUSA EFORCE, un modelo que ha utilizando la base de un IVECO y será utilizado por una de las empresas de distribución más importantes de Suiza durante un periodo de pruebas que debería demostrar el potencial de electrificar el transporte pesado, una fórmula que según sus promotores permitirá reducir los elevados costes de esta industria que se ha visto castigada por las alzas de los carburantes y que necesita explorar nuevas fórmulas de ahorro.
Las primeras pruebas comenzarán en las carreteras suizas este mismo mes de agosto, y el modelo seleccionado ha sido un IVECO Stralis al que se han acoplado dos motores eléctricos BRUSA de 150 kW (204 CV) cada uno que cuentan con un par motor de 305 Nm disponible desde cero revoluciones y que le permite alcanzar una velocidad máxima limitada a 87 km/h.
La energía procede de un pack de baterías de litio (LiFePo4) de 120 kWh de capacidad y esta le proporcionará una autonomía media de unos 130 kilómetros por autovía, con un consumo de entre 80 y 110 kWh cada 100 kilómetros, mientras que el ciclo urbano puede alcanzar una media de unos 160 kilómetros con cada carga, con un consumo de entre 60 y 90 kWh cada 100 kilómetros.
No parece una autonomía demasiado elevada, sobre todo teniendo en cuenta que la distancia diaria a la que se tendrá que enfrentar este modelo, unos 300 kilómetros, pero durante cada parada este modelo podrá realizar recargas parciales y gracias a dos cargadores de 22 kW cada uno podrá recuperar parte de la energía consumida durante el trayecto, necesitando para una carga completa unas seis horas.
Según los promotores de esta iniciativa, cambiar el sistema de propulsión diésel por uno eléctrico permitirá a la empresa acceder a unos importantes ahorros operativos, ya que además de un menor coste por kilómetro, los camiones eléctricos cuentan con incentivos fiscales en Suiza y por ejemplo estos están exentos del impuesto anual de vehículos pesados lo que incrementa el atractivo de este producto al que solamente nos falta conocer un coste, que dada la limitada producción estamos seguros que no será precisamente barato.
Pero lo más importante es que esta conversión nos permite asomarnos a como sería el futuro donde el transporte por carretera pudiese librarse de los monstruosos gastos de los modelos diésel, tanto en combustible como en mantenimiento mecánico, unos mantenimientos que lastran las cuentas de los empresarios por culpa de unas mecánicas demasiado complejas que necesitan urgentemente una actualización y que ya están disponibles.
Vía | Greencarcongress