Remolcador híbrido para colosos de la aviación

Kalmar Motor AB presenta el TBL 800 Hybrid, que será el primer remolcador de aviones de fuselaje ancho híbrido del mundo.  Una hibridación con motor diésel que permitirá ahorrar hasta un 75% de combustible y colaborará en reducir la importante contaminación que suponen los aeropuertos.

La compañía sueca ya disponía de otros modelos tanto híbridos como completamente eléctricos (TBL 50 y TBL 180), pero para remolcar aviones más pequeños. El TBL 800 Hybrid podrá ayudar a maniobrar a los más grandes, como el Airbus A380 o el Boeing 747.

La empresa Kalmar Motor AB, con sede en Kalmar (Suecia) y especializada en remolcadores para aeropuertos, sacará al mercado un remolcador sin barra (towbarless) que podrá mover un Airbus A380 de varios cientos de toneladas usando exclusivamente tracción eléctrica.

Se trata en realidad de un eléctrico de autonomía extendida que puede recurrir a un pequeño motor diésel para recargar las baterías en caso de necesidad. Por lo normal, el TBL 800 híbrido será enchufado para recargar sus baterías de ion litio directamente desde la red y permitirá operar durante 8 horas, un turno completo. Dispone también de freno regenerativo para aprovechara en las frenadas la gran masa del avión que remolca y recuperar la energía cinética convirtiéndola de nuevo en electricidad.

Gracias al alto par de los motores eléctricos y a su respuesta inmediata la compañía asegura, por su experiencia con los modelos más pequeños el TBL 50 y TBL 180, que los remolcadores de tracción eléctrica permiten una maniobra más controlada y suave a la vez de más rápida, disfrutando además de menos ruido en el lugar de trabajo.

El ahorro será doble. Por un lado gracias al menor precio de la electricidad y a la mayor eficiencia de los motores eléctricos se ahorrará combustible. Kalmar Motor, que trabaja en colaboración con la aerolínea Lufthansa en este proyecto, calcula un ahorro de un 75% en gasóleo para un turno de trabajo con una actividad normal. Por otro lado se disminuirán las emisiones de CO2, por las cuales los aeropuertos han de pagar unos derechos y en algunas ocasiones hasta limitaciones, suponiendo un ahorro añadido al del petróleo.

Fuente | Kalmar Motor AB