Estos días estamos viviendo una guerra comercial entre los países productores de petróleo. En un lado los ricos estados del Golfo Pérsico, que presionan a la baja el precio para tumbar al resto de miembros de la OPEC. Una batalla que tiene como resultado una bajada considerable del precio del crudo.
Las consecuencias a corto plazo de esta maniobra de las monarquías del Golfo tienen su repercusión en los precios de los carburantes. Si en el verano hemos visto el diésel rondar los 1.40 euros el litro, a día de hoy no es extraño verlos más cerca de los 1.20 euros.
Unos carburantes más baratos, que tienen también consecuencias en el mercado del coche eléctrico. Aunque los mercados son conscientes de que estamos ante un efecto temporal, nadie sabe cuanto durará, y hasta que nivel el precio del barril bajará. Es por eso que fabricantes como Tesla están comenzando a sufrir las consecuencias, con unas acciones que se han desplomado en las última semanas pasando de los máximos de 280 dólares, a los 214 dólares en los que cotizan en estos momentos.
Podemos echar un vistazo a la superposición de las gráficas, donde podemos ver la evolución del valor de las acciones de Tesla, y los precios del barril de Brent, y donde vemos una línea similar de bajada. Una tendencia que tendrá su prueba de fuego este mes de enero, con la presentación de resultados del último trimestre, y el resumen del año.
Unos números que podrían cortar la tendencia a la baja de los títulos de Tesla, si el fabricante norteamericano logra mostrar unas cuentas sólidas, pero donde sobrevolará una situación que no es nada interesante para esta tecnología que ha logrado sus mejores cifras cuando los precios de los carburantes han sido más altos.