Una de las razones por las cuales Toyota ha apostado por el coche a hidrógeno, es por la promesa de un programa de incentivos muy generoso procedentes de los créditos de emisiones.
Los modelos dotados de una pila de hidrógeno lograrán la máxima puntuación, 26 puntos por unidad vendida. Esto según la nueva fórmula de cálculo, equivale a unos 130.000 dólares por cada coche entregado.
Se trata de un caramelo realmente interesante tanto para Toyota, como para otros fabricantes como Hyundai y Honda. El problema es que supone exponer gran parte de los costes de esta apuesta a las ayudas públicas. Unas ayudas que de momento tienen fecha de finalización el 31 de diciembre de este año, y que de momento no hay indicios de que vaya a ser renovada.
El principal problema es que este trámite debe pasar por el Congreso de los Estados Unidos. Un Congreso que se encuentra en plena batalla entre republicanos y demócratas, y donde la ley de inmigración de Obama amenaza con acaparar todo el tiempo disponible. Esto podría provocar que el nuevo programa de créditos de emisiones para el hidrógeno quedase aparcado hasta un mejor momento.
Según varias fuentes, si no se aprueba ahora, nadie sabe que pasará. Unas dudas que ponen en peligro una tecnología que llega con poco apoyo público, y con muchos deberes por delante, a la que sólo le faltaba quedarse fuera del reparto de créditos de emisiones.
Vía | Greencarreports
