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Opinión: El futuro de las ciudades es eléctrico, pero no mediante coches

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Según las estadísticas, en 2050 dos tercios de la población mundial vivirá en zonas urbanas. Una masificación que provocará un importante cambio en la forma en la que nos movemos por las grandes ciudades.

A pesar de que los coches eléctricos puedan parecer la solución a todos los problemas de estas urbes, actualmente castigadas por unos niveles de contaminación realmente peligrosos, estos no serán el verdadero futuro por una simple cuestión de espacio.

Hoy en día ya estamos viendo verdaderos problemas en grandes megalópolis, donde moverse con un coche es casi un suicidio. Es por eso que muchas ciudades ya han comenzado a limitar los movimientos de los coches particulares en sus centros. En Europa son ya 15 las ciudades que han limitado o prohibido a los coches circular por su núcleo urbano. Algo que nos indica que en el futuro el coche particular no será ni una opción a contemplar para muchos.

Pero esto no significa que los sistemas de transporte personal vayan a desaparecer. Simplemente tendrán que evolucionar, y evolucionar hacia sistemas más pequeños, compatibles con los sistemas de transporte públicos.

Bicicletas eléctricas plegables, monociclos, patinetes, incluso cuadriciclos ligeros capaces de ser estacionados en cualquier rincón. Unos vehículos que todavía necesitan mejorar, principalmente en lo que se refiere a precios. Y es que por ejemplo una bicicleta eléctrica es mucho más barata que un coche eléctrico, pero más cara que una bicicleta convencional. Una diferencia que la evolución de la tecnología irá reduciendo de forma lenta pero inexorable.

 La idea además es que los futuros vehículos puedan aprovechar las infraestructuras existentes. Algo que podemos comparar con la expansión en su momento del telégrafo, que aprovechaba la instalación de las vías del tren para tender sus líneas, y que estas fuesen más accesibles para su mantenimiento.

Un ejemplo de esto lo tenemos muy cerca, en Barcelona. La capital catalana cuenta con un excelente sistema de metro, que además se puede acceder mediante ascensores. Algo que permite a las personas con problemas de movilidad poder utilizar este sistema de transporte, y que también permitirá en un futuro el uso a los propietarios de pequeños vehículos eléctricos, como las propias bicicletas.

¿Cuándo veremos la verdadera implantación de este tipo de vehículos? La clave será la bajada de precios, la evolución de la tecnología, y el boca a boca. Pero la paulatina limitación de acceso a los centros urbanos provocará que a partir del 2020 cada vez sea menos extraño ver pequeños vehículos eléctricos circulando por las calles de nuestras ciudades.

Una forma más sencilla, sostenible y económica de movernos, que revolucionará las atestadas ciudades del futuro.

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