El crecimiento de la producción de baterías para autobuses eléctricos está viviendo un momento muy importante. Cada vez más ciudades se dan cuenta del potencial de este tipo de vehículos tanto para la reducción de emisiones, como para rebajar la factura energética de las flotas municipales.
Si a esto añadimos que un autobús eléctrico lleva una cantidad de kWh muy superior a la de un coche, el resultado es que la demanda de producción de celdas para este tipo de vehículos se disparará en los próximos años. Tanto que incluso en menos de dos ejercicios, podrían superar a la producción de baterías para consumo de productos electrónicos.
Según el estudio conducido por la consultora IDTechEx, en 2018 la producción de baterías para ambos sectores se llegará a igualar, siendo a partir de ahí superior en el caso de los autobuses. El informe indica que se espera que el sector de los autobuses eléctricos cambie por completo toda la cadena de valor de la producción de baterías. Desde los suministradores de materiales, a los fabricantes de maquinaria para esta industria.
Uno de los causantes de esta demanda es China. El gigante asiático ha apostado muy fuerte por la sustitución de autobuses diésel por modelos eléctricos. Unos autobuses que en estos momentos llevan baterías por encima de los 300 kWh, o lo que significa más de 10 baterías medias de un coche eléctrico. Una cifra que no parará de crecer según evolucione la tecnología, y que en dos o tres años permitirá instalar packs por encima de los 500 kWh en estos mismos autobuses.
Unas baterías que permitirán superar los 500 kilómetros de autonomía a los autobuses eléctricos, lo que disparará todavía más la demanda de estos. Una bola de nieve imparable que se espera tenga repercusión en el precio del kWh de baterías.
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Vía | Cleantechnica
