Para los que no estén en el día a día de la actualidad del coche eléctrico, seguramente el nombre de Toyota le suene a lo más avanzado en cuanto a tecnología del automóvil. Algo que hace años era cierto, pero que desde hace un tiempo se ha quedado algo anticuado. Su lentitud a la hora de adoptar las nuevas tecnologías, como coches eléctricos, autónomos y conectados, le han puesto en el vagón de cola dentro de esos sectores.
Akio Toyoda, presidente del gigante japonés, y nieto del fundador, es consciente de ello. Es por eso que esta semana ha confirmado la reorganización de la marca que dará pasos drásticos de cara a afrontar una etapa donde la cuestión no es si ser o no líderes, sino que indican es ya una cuestión de supervivencia.
A partir del 1 de enero de 2018, Toyota realizarán cambios en su directiva dando más protagonismo a perfiles diferentes a los actuales. Habrá más directivos no japoneses, más mujeres en los puestos altos, y se profundizará en una organización dividida en pequeñas divisiones que siguen el modelo de las empresa de Silicon Valley. Todo con el objetivo de acelerar los proyectos enmarcados dentro de las nuevas formas de movilidad.
Según el propio Toyoda «Rodeados de cambios de una velocidad y escala sin precedentes, desde Toyota somos conscientes de que nos enfrentamos a una situación de «ahora o nunca» en la que no se puede perder ni un minuto«.
Estos cambios afectarán también a las empresa filiales de la propia Toyota, como el suministrador Denso, que acelerarán sus proyectos dentro del sector del coche eléctrico, autónomo y conectado. Un proyecto que esperan tener plenamente en marcha para 2020.
También trabaja Toyota en un sector de las baterías con recorrido por delante en cuanto a evolución. El nombre propio es el electrolito sólido, que sin duda será el premio gordo para el que logre su desarrollo antes que la competencia. Una tecnología que permitirá duplicar o triplicar la densidad energética de las actuales baterías, y que desde el fabricante japonés se ha indicado esperan tener listo para principios de la próxima década.
Para lograrlo, Toyota se ha situado a la cabeza en el desarrollo y en patentes de este tipo de baterías, y contando con un equipo formado por 200 ingenieros trabajando a fondo para lograr su desarrollo a nivel comercial.
De lograrlo, Toyota podría recortar de forma drástica su importante retraso en el sector del coche eléctrico, pero además lograría situarse en una posición privilegiada en la industria de las baterías que sin duda será uno de los mercados más pujantes de los próximos años, y no sólo por la demanda de los coches, sino también por un cada vez mayor número de aplicaciones, como el transporte pesado, la aeronáutica, el almacenamiento de energías renovables…etc.
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Vía | Autonews
