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BMW reorganiza su programa de coches eléctricos. Adiós al i5, hola al i7

Fuentes internas de BMW han confirmado que el programa de coches eléctricos del fabricante alemán ha dado unos cuantos bandazos en los últimos años. Una reorganización que en su penúltima versión supondrá la eliminación de algunos modelos, y la renovación de otros.

Uno de los que se despide, al menos de momento, es el i5. Un modelo que se indicaba sería una versión más grande y atractiva que el i3, y que ha estado rodeado de rumorología. Una proyecto que entrará en la nevera. Al parecer, su planteamiento intermedio, ni todocamino ni berlina, le ha costado el llegar al mercado al menos a corto plazo. No lo veremos llegar como mínimo antes de 2023.

Otro que tampoco pasará del concepto sobre el papel será el i9. Una berlina representativa que dejará su espacio a un i7 más contenido en cuanto a medidas, pero que gracias a la plataforma eléctrica logrará mantener el espacio interior.

Otro que se ha añadido al nuevo plan es un todocamino compacto. De momento se conoce como iX3, y podría convertirse en el sustituto del propio i3 con el que compartiría un planteamiento urbano pero creciendo ligeramente hasta poco más de 4 metros de largo.

A este se añadirá el sustituto del BMW i8. Uno de los emblemas a nivel mediático del fabricante, que diseñará una nueva generación que mantendrá la filosofía de ofrecer lo mejor de los dos mundos, eléctrico y gasolina, pero con un rediseño completo. Una propuesta que se espera llegue al mercado en 2022.

Esto supone que al propio i8 le quedarían todavía unos cinco años por delante. Demasiado tiempo para un modelo ya veterano que recibirá alguna novedad por el camino. Tres son las opciones que hay sobre la mesa. Entre ellas se rumorean estará la actualización de su batería con un pack de mayor capacidad, que llevarán la autonomía eléctrica hasta una cifra de entre 80 y 100 kms con cada carga. Este se acompañará por un motor eléctrico y también un motor gasolina más potentes con combinaciones que podrían llegar a los 800 CV en las versiones más poderosas.

La segunda opción es un resideño que mantendrá la estructura central del coche, cambiando el resto. Por su parte la tercera opción será la más radical. Esta supondría abandonar el uso de fibra de carbono para el cuerpo del vehículo, siendo sustituido por nuevos compuestos de bajo peso, pero costes más asequibles.

Estos movimientos también podrían afectar al Mini eléctrico. Los últimos rumores indican que BMW estaría trabajando en una colaboración con Toyota para el diseño de la plataforma de la próxima generación del pequeño británico. Una base conjunta que podría albergar una amplia variedad de motorizaciones, entre ellas una eléctrica cuya llegada está prevista para 2019.  Queda por ver si los últimos cambios en el planteamiento hacen que su llegada se retrase.

Un acuerdo que chocaría con el firmado en su momento con el fabricante chino Great Wall, con el que desarrollarían precisamente la base del nuevo Mini. Algo que podría significar o un cambio radical, o que desde BMW ya se está pensando en la siguiente generación.

Lo que está claro es que desde BMW han quitado el freno de mano, y quieren acelerar sus proyectos eléctricos. Así lo ha indicado el jefe de I+D del fabricante germano, Klaus Fröhlich, que ha dicho que entre 2019 y 2024 lanzarán al mercado un total de 12 coches eléctricos puros. Una docena de nuevos modelos que se repartirán entre las diferentes marcas que forman el grupo.

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Vía | Automobilemag

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