Hace unas semanas os hablábamos de las conversaciones que el embajador de Estados Unidos en Alemania había tenido con varias de las principales marcas de coches europeas. Una reunión donde se ha tratado el tema de la posible puesta en marcha de aranceles de la administración Trump a los coches que llegan desde Europa.
En estos encuentros los fabricantes le han propuesto una solución al problema. Sería la eliminación, o una reducción muy importante, de los aranceles de entrada de los coches americanos en nuestro mercado, a cambio de una subida mucho más ligera de la planeada por el gobierno norteamericano que como recordamos propone subir las tarifas de entrada del 2.5% actual al 20%.
Esto sin duda es motivo de preocupación en una Alemania exportadora neta al mercado americano. Es por eso que incluso la primera ministra Angela Merkel, ha entrado en escena para mostrar su apoyo a la idea de la reducción de aranceles a los coches que llegan desde Estados Unidos.
Esto tendría su impacto directo en la importación de marcas con coches eléctricos como Tesla, o General Motors, que trabaja en Europa ahora mediante el grupo PSA. Unos modelos que verían como el coste de introducción en el mercado europeo bajaría, lo que ayudará a lograr un precio más competitivo.
Pero no será tan fácil como podemos pensar. Desde la Organización Mundial de Consumo se ha indicado que este tipo de cambios tendría primero que ser aprobados por el resto de socios de Alemania en la UE, y además tendría su impacto en los acuerdos vigentes con otros mercados. Si Europa decide bajar aranceles, tendrá que ajustar sus tarifas también a otros países.
Ahora queda por ver que hace Europa. Por un lado puede apostar por unos aranceles blandos para los coches americanos, lo que reducirá el impacto de una subida en las exportaciones a Norteamérica, pero esto podría abrir las puertas a la entrada de modelos fabricados fuera del propio mercado común y de Estados Unidos. Algo que provocará una posible pérdida de competitividad y trabajo de las fábricas europeas.
Y es que si se eliminan los aranceles, marcas como Tesla no tendrían la urgencia de levantar una fábrica en Europa, optando por una vía más sencilla como es ampliar sus instalaciones en territorio norteamericano. Algo que se puede extender a los fabricantes con plantas fuera de la UE que también se beneficiarían de este movimiento. Algo que seguro no gustará a las marcas europeas menos expuestas al mercado norteamericano, como los franceses.
Vía | Autonews
