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Volkswagen planea reconvertir algunas de sus fábricas para la producción de la gama ID

El cambio de ciclo está siendo muy acelerado y brusco en el mundo del automóvil como consecuencia de la «forzosa» electrificación que están sufriendo las distintas gamas de los fabricantes, y el adaptarse de las marcas más rápidamente que otras a estos cambios determinará el obtener una posición más o menos ventajosa. Una de las empresas que se ha visto tocada por estos cambios y que ha tenido que acelerar su adaptación es el grupo Volkswagen.

Las sensaciones en la marca de Wolfsburg no son buenas: el caso de las emisiones de los motores diesel abrió una profunda crisis en la empresa de la que todavía no se ha recuperado. Por otro lado los gustos de los compradores europeos están cambiando, y si antes las berlinas eran los buques insignia de las marcas, ahora ese papel lo protagonizan los SUV.

Estos dos factores están creando que una berlina tan vendida como el Passat vaya perdiendo miles de clientes año tras año. En el año 2014 se entregaron a sus propietarios 750.000 unidades y desde entonces la cifra ha ido bajando: el año pasado solo fueron 660.000 Passat, casi 100.000 matriculaciones menos de este exitoso modelo. Además, con el aumento de los vehículos movidos por electricidad, y sin planes de electrificación, el Passat no tiene futuro.

Esta caída vertiginosa de ventas preocupa y mucho a los trabajadores de la planta de Emden del grupo VW. De hecho ya lo están viendo en su ritmo de trabajo: este año se van a producir solo 230.000 unidades del Passat frente a las 250.000 programadas. Las 9.000 personas que trabajan en esta fábrica temen por su futuro, ya que durante el año han sufrido numerosas reducciones de horarios y paros. Y esta situación no va a mejorar de cara al año que viene.

Se ha pensado desde la compañía enviar a parte de la plantilla a trabajar para otra marca del grupo, Porsche, pero para el jefe del Comité de Empresa de Volkswagen esta solución le parece cortoplacista: «debe haber un plan a largo plazo para la planta«. La fábrica de Emden depende mucho del Passat y se requieren nuevos modelos para tener carga de trabajo.

Dentro de la compañía se habló de la fabricación de un modelo SUV para el mercado estadounidense o de trasladar la producción de un modelo de Skoda para liberar carga de trabajo de la planta ubicada en la República Checa, pero a día de hoy no se ha pensado ninguna solución firme.

Mientras, en las oficinas del grupo Volkswagen están preocupados porque las ventas de las marcas del grupo no paran de caer y temen que las matriculaciones del Passat caigan más rápido de lo esperado, lo que daría lugar a tener que interrumpir la producción de la fábrica de Emden con el consiguiente perjuicio a los trabajadores. Por eso en Volkswagen se plantean varias alternativas.

La opción que se debatirá en la próxima reunión del Consejo de Supervisión de Volkswagen a mediados de noviembre es la de salvar la fábrica con la puesta en marcha de la línea de coches eléctricos y mostrar el fin de la fabricación del Passat como símbolo del cambio en VW. En la próxima reunión no solo se decidirá el futuro de Emden, sino la planificación de inversión para 10 años, donde hay una gran cantidad de fondos del grupo Volkswagen en juego.

En reuniones anteriores de la directiva ya se decidió gastarse 34.000 millones de euros para la electrificación y digitalización de sus modelos de cara al año 2020, y la decisión que se tome en esta reunión es fundamental para adaptar las fábricas a la electrificación de la gama. Otra de las cuestiones que se va a discutir es la de cómo electrificar la planta de Hannover, dedicada a la producción de sus vehículos industriales.

Lo que sí se tiene claro es que la primera fábrica dedicada exclusivamente a la fabricación de la nueva gama eléctrica ID es la de Zwickau, donde se está realizando una gran inversión para la producción de la nueva plataforma eléctrica MEB. Una de las alternativas que se tienen en cuenta para Emden es la de alargar la producción del Passat hasta que finalice y después convertirla en una planta de apoyo para Zwickau en la fabricación de coches eléctricos.

Una de las ventajas de la planta de Emden es que se encuentra cerca del parque eólico del Mar de Wadden, por lo que se podría alimentar de energía 100% limpia y con ello lavar la imagen de la empresa después del escándalo de las emisiones de motores diesel. Otra alternativa que se baraja es la de convertirla en una fábrica de baterías del fabricante coreano SK Innovation para montar en sus modelos eléctricos.

El futuro del grupo VW a día de hoy es incierto, con sus ventas cayendo y una posible alianza con Ford para la fabricación de industriales y eléctricos. Al igual que en los años 70 se jugó todo su futuro a una carta llamada Golf y la jugada le salió bien, en 2019 esa carta se llama ID y es una gama de coches 100% eléctricos para adaptarse a los cambios de demanda del planeta. ¿Le saldrá bien esta vez la jugada?

Vía | Handelsblatt

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