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Renault y Oxis Energy colaboran en la investigación de las baterías de litio-azufre

El pasado verano echaba a andar de forma discreta una interesante iniciativa de la UE, que tiene como objetivo el desarrollo de un tipo de baterías para coches eléctricos económicas y con elevada densidad energética. Un proyecto denominado Lithium Innovations for Future Electric Vehicles (LIFE) y en el que podemos encontrar a nombres como Oxis Energy y a Renault, y que busca el desarrollo de las prometedoras baterías de litio-azufre.

El proyecto, que comenzará con sus primeras pruebas el próximo mes de enero, tiene como meta resolver los cuellos de botella que están frenando el desarrollo de esta tecnología. Aspectos como la tasa de potencia máxima de salida, la densidad de energía volumétrica, o la vida útil.

Entre los motivos para apostar por el litio-azufre están su bajo coste de producción respecto a la tecnología actual. También se añaden otros factores, como su sostenibilidad ambiental, ya que se trata de un producto mucho más sencillo de reciclar.

El principal reto es lograr extender la vida útil de las celdas de litio-azufre, cuyo principal handicap es precisamente una duración inferior a las de iones de litio convencionales. Desde OXIS se han propuesto mejorar los apenas 500 ciclos hasta el 70% logrados hasta el pasado año, y elevar la cifra hasta los 2.000 ciclos en 2019. Algo que supondrá un punto de inflexión para arrancar su aplicación en sectores tan exigentes como el de la automoción.

Desde la iniciativa se ha indicado el enorme potencial de este sistema. En la actualidad se ha llegado a una tasa de densidad energética en las celdas de pruebas de 250-300 Wh/kg, pero indican que es posible alcanzar a corto plazo cifras de 800 Wh/l (600Wh/kg) en un tipo de química que cuenta con un máximo teórico de 2.600 Wh/kg. Algo que nos indica que estamos apenas al 10% de su máximo potencial.

El proyecto LISA además pretende también el poder transferir estos avances a otro tipo de baterías, como las celdas de litio actuales, o el futuro electrolito sólido. Algo que tendrá un gran impacto en los sistemas ya disponibles, y también de la próxima generación. Una tecnología con una densidad energética que puede ir más allá de las capacidades máximas teóricas de las químicas basadas en grafito natural, cobalto o silicio, inherentemente limitadas por su capacidad de producción.

Fuente | Oxis Energy

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