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El coche eléctrico chino será una amenaza para los fabricantes occidentales, cuando logre solucionar sus problemas de fiabilidad

Desde hace años estamos escuchando tambores de guerra procedentes desde China. El gigante asiático se ha convertido en el epicentro mundial del automóvil debido a su crecimiento económico, que les ha convertido en el primer comprador mundial de coches. Algo que se extiende a los vehículos de nueva generación, como los coches eléctricos, en los que la industria china ha puesto sus esperanzas de cara a conquistar el mercado occidental.

De momento a nivel interno las cifras son impresionantes. El gobierno ha puesto en marcha un ambicioso y multimillonario programa destinado a incentivar la puesta en marcha de nuevos fabricantes de coches eléctricos. Todo con el objetivo de lograr con la electricidad lo que no se ha logrado con los poco fiables coches gasolina. Un programa «Made in China» que además ha inyectado miles de millones de euros en el desarrollo de la tecnología asociada, como las baterías.

El resultado ha sido que el pasado año se han vendido en China 1.25 millones de coches eléctricos e híbridos enchufables. Un 62% más que el año anterior y la mitad de todos los coches eléctricos que se han vendido en todo el mundo el pasado año. Algo que permite acercarse al objetivo de poner en la carretera 2 millones de este tipo de vehículos para 2020.

Problemas

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Pero este rápido camino no ha estado exento de problemas. La semana pasada un diario chino dedicado a las noticias sobre energía destapaba un grave problema dentro de la pujante industria del coche eléctrico china. Denominado «Quality-Gate» este nos indica que en 2018 los fabricantes chinos retiraron de las carreteras un total de 135.700 coches eléctricos por algún problema mecánico.  Una tasa de recuperación del 10.8% que le colocan muy por encima de la media de la industria del automóvil. Y en lo que llevamos de 2019 ya se han tenido que retirar 23.458 unidades del mercado.

Uno de los principales focos de problemas se están encontrando en las baterías. Por un lado están las que no ofrecen las prestaciones anunciadas. Un problema asociado al uso del ciclo europeo NEDC que en Europa conocemos por desgracia sus efectos. Otras baterías pierden carga de forma extremadamente rápida incluso con el coche apagado, mientras que en otros casos su temperatura se eleva de forma peligrosa. Y es que el pasado año más de 40 eléctricos se quemaron espontáneamente en China.

Pero la lista de problemas no se termina ahí, y de esa forma el informe indica desde motores eléctricos y transmisiones defectuosas, velocímetros que no funcionan, incluso se han denunciado malos olores en los coches nuevos. Un problema especialmente sensible en China. Según la consultora J.D. Power: «Los problemas son mucho más comunes en los vehículos eléctricos que en los convencionales.»

Algo que puede tener mucho que ver con las prisas con las que muchas marcas han puesto en marcha su propuesta al calor de las ayudas públicas, y que ha dado como resultado la existencia de más de 500 marcas de coches eléctricos en China. Algo que desde el gobierno comunista se intenta atajar retirando las ayudas a los vehículos de más baja autonomía, en un intento por favorecer un salto de calidad de las marcas locales.

Algo que se acompañará por la entrada de nuevas medidas que permitirá desde medir de una forma más realista la autonomía de los vehículos, lo que reducirá las denuncias por publicidad engañosa, hasta aquellas destinadas a controlar la calidad de la producción de baterías. Un sector estratégico en el que los chinos están logrando poco a poco incrementar su cuota de participación.

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