El impacto en la red de miles de coches eléctricos cargando de forma rápida y simultánea, así como el destino de las millones de baterías que terminarán su vida útil en los diferentes vehículos eléctricos en los próximos años, son dos de los retos a los que se enfrenta el mercado en las próximas décadas. Dos apartados aparentemente diferentes, pero que desde las empresas españolas Ibil e Irizar quieren trabajar para lograr una sinergia que beneficie a ambos sectores.
Las dos compañías vascas han firmado un acuerdo que permitirá trabajar en la reutilización de las baterías usadas procedentes de los autobuses de Irizar, que después de una determinada cantidad de años y kilómetros, que desde Irizar estiman que serán en torno a los 15 años, ya no ofrecerán una autonomía suficiente para cubrir las necesidades de las rutas, pero que a pesar de ello todavía mantienen una parte de su capacidad de almacenamiento.
Estas serán destinadas a los puntos de recarga rápida de Ibil, que contarán con un respaldo que les permitirá reducir el impacto en la red de la recarga rápida de los coches eléctricos que acudan a sus estaciones. Esto permitirá reducir la potencia requerida a la red eléctrica, rebajando por tanto los costes operativos de la estación.
Al mismo tiempo posibilita el despliegue de puntos de recarga rápida y ultra rápida incluso en aquellos lugares en los que la conexión a la red eléctrica no sea la más idónea para estas aplicaciones. Además, este tipo de infraestructuras de recarga con el respaldo de baterías facilitan la integración de generación distribuida fotovoltaica en dicho sistema, para una generación local de la energía.
De esa forma se logra poner en marcha una economía circular que permitirá reducir el impacto de las emisiones en la producción o reciclado de estas baterías, que continuarán unos cuantos años más trabajando solo que en lugar de hacerlo en un autobús eléctrico, lo harán como soporte de los puntos de recarga.
