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La elevada fiabilidad de los coches eléctricos les permite lograr un valor residual muy superior a los diésel y gasolina

Cuando alguien aborda la compra de un coche eléctrico y la descarta, muchas veces el precio de compra está detrás de esta decisión. Y es que en la actualidad adquirir un eléctrico a estrenar supone aumentar el presupuesto respecto a un equivalente con motor de combustión de forma considerable. Pero según los últimos estudios este ahorro se pierde con creces por culpa de la mayor devaluación que sufren los coches con motor de combustión y el ahorro operativo durante los primeros años.

Por ejemplo podemos ver que los modelos eléctricos más veteranos todavía mantienen unas cifras de ventas en el mercado de ocasión bastante elevadas. Según los datos de la Asociación de Automovilistas de Alemania, de media el sector del coche eléctrico ha logrado que después de tres años y 75.000 kilómetros, el valor residual sea del 46.3%. Más de diez puntos por encima de un modelo convencional.

Por ejemplo, un BMW i3 del 2016-2017 es complicado que baje de los 25 mil euros, mientras que el Volkswagen e-Golf no suele bajar de 20.000 euros de media. Sólo el Nissan LEAF ha visto recortadas sus cifras en el mercado de ocasión por encima de la media, y que tiene su origen en la enorme degradación que sufre su batería.

La razón de los buenos datos generales radica en que los consumidores están viendo que las preocupaciones iniciales respecto a la fiabilidad de motores o baterías se está disipando. Salvo alguna excepción, como el propio Nissan LEAF, las baterías mantienen su capacidad prácticamente intacta en esos 75.000 km, mientras que los motores todavía no tienen fecha de caducidad conocida salvo imprevisto. A esto se añade que a un motor eléctrico le da igual 20 que 200 kilómetros, ya que no necesita alcanzar una temperatura para poder funcionar correctamente.

En el caso de la batería, marcas como BMW ofrece una robusta garantía para este elemento que llega a los 8 años o 160.000 km. Si la capacidad baja del 70% en ese periodo entonces procederán a la sustitución gratuita del pack. Algo que aumenta la confianza de los consumidores, y que refrenda un excelente rendimiento de un pack refrigerado por líquido.

También ayuda a mejorar la valoración de los coches eléctricos de ocasión el no ser susceptibles de maltrato por su anterior propietario. Nada de su ha usado bien el embrague, o si ha realizado los cambios de aceite y filtros a tiempo. Tampoco hay la preocupación sobre los frenos ya que la mayor parte del trabajo lo realiza la frenada regenerativa.

El último punto que ayuda a una mejor valoración en el mercado de ocasión es que por norma los conductores de coches eléctricos tienen a conducir sus vehículos de una forma más tranquila y relajada, buscando mejorar su eficiencia y autonomía. Algo que tiene como resultado un menor desgaste general del vehículo.

Por supuesto hay limitaciones más allá del propio coste del vehículo. La red de carga es sin duda la siguiente barrera a superar, principalmente con los modelos de primera generación. Pero en este aspecto también se están beneficiando los vehículos de ocasión gracias a la expansión de las redes de carga, que en apenas un año cambiarán de forma radical el panorama en Europa, lo que hará que incluso los modelos de primera generación puedan moverse con mayor soltura sin miedo a quedarse sin carga.

El resultado será que los conductores que afronten el esfuerzo de comprarse un coche eléctrico, verán recompensado su adquisición no sólo por el menor coste operativo respecto a un coche diésel o gasolina, sino también por la capacidad de mantener con mayor solidez el valor residual con el paso de los años. Algo que se traduce en más dinero en el momento de la venta.

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Vía | Spiegel

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