Mazda siempre ha sido una marca que se ha caracterizado por hacer las cosas «a su manera». Cuando todos los fabricantes apostaban por el downsizing y los pequeños motores de gasolina turboalimentados, la marca japonesa se mantenía fiel a los propulsores atmosféricos; cuando sus rivales comenzaron a abandonar el diésel, la firma lanzó la tecnología Skyactiv-X, que combina el encendido por chispa de un motor gasolina con el encendido por comprensión de un motor diésel.
Siendo una empresa relativamente pequeña en un mundo de fabricantes de tamaño cada vez más colosal, la estrategia de Mazda pasa por ofrecer a sus clientes un enfoque técnico muy diferente al de la competencia para poder seguir manteniendo su lugar en el mercado. Esta filosofía también se ha aplicado, como no podía ser de otra forma, en su primer coche eléctrico: el MX-30.
El Mazda MX-30 es un modelo que no deja indiferente a nadie: derivado del CX-30, este SUV compacto aúna una carrocería de diseño peculiar (tiene dos pequeñas puertas traseras con apertura a contramarcha, como el deportivo RX-8), un interior realizado en materiales alternativos como el corcho, y un tren motriz que no ha dejado indiferente a nadie… ya sea para bien o para mal.
Por un lado, su motor e-Skyactiv de 141 cv (105 kW) y 264 Nm de par entrega la potencia de forma gradual y progresiva, como un propulsor atmosférico, prescindiendo así de la respuesta inmediata que suele caracterizar a los coches eléctricos. Por otro lado, su batería de 35,5 kWh de capacidad le brinda una exigua autonomía de 200 km WLTP, cifra más que suficiente para los desplazamientos diarios de sus clientes, según la marca.
A pesar de que desde el principio se sabía que Mazda tenía previsto ofrecer una versión con extensor de autonomía del MX-30 (la cual emplearía el motor rotativo Skyactiv-R, otra de las tecnologías minoritarias defendidas por la compañía nipona desde hace décadas), lo que nadie esperaba es que la marca presentara por sorpresa una versión mild-hybrid de su primer coche eléctrico.
El pasado viernes Mazda reveló al mundo la nueva versión del MX-30, dotada del motor 2.0 Skyactiv-G ya visto en el CX-30, un propulsor de gasolina tetracilíndrico con microhibridación que convierte al MX-30 en el último integrante de la cada vez más extensa categoría de SUV térmicos con carrocería coupé. Así, el Mazda MX-30 ha dejado de ser un modelo 100% eléctrico, pasando a ser un vehículo con versiones térmicas y eléctricas. La marca comenzará a tomar pedidos de esta variante a finales de año.
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