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Tras acusar a Nikola de fraude, Hindenburg Research ahora ataca a otra startup de coches eléctricos: la china Kandi

El pasado mes de septiembre, el fondo Hindenburg Research acusó públicamente a la startup Nikola, que recientemente había firmado un acuerdo con el gigante General Motors para el suministro de pilas de combustible de hidrógeno y para fabricar conjuntamente la pick-up eléctrica Badger, de no disponer de tecnología propia y de ser un complejo fraude.

Estas acusaciones, que fueron respaldadas con todo tipo de pruebas (incluyendo testimonios de empleados y correos electrónicos), llevaron a la dimisión del fundador de la compañía, Trevor Milton. Las consecuencias no se hicieron esperar: aunque ayer mismo se hizo público que General Motors seguirá suministrando la tecnología necesaria para los camiones de hidrógeno de Nikola, la pick-up Badger ha sido cancelada y las pérdidas sacuden con fuerza a la otrora brillante startup.

Ahora, Hindenburg Research ha vuelto a acusar de fraude a otra startup de coches eléctricos: Kandi. Esta empresa, de origen chino, recientemente recibió la aprobación de California para vender el K27, un diminuto urbano eléctrico que tras el crédito fiscal concedido por el gobierno estadounidense y las ayudas californianas se ofrece a un rompedor precio de partida de 7.999 dólares.

Según Hindenburg Research, Kandi ha inflado de forma artificial sus resultados de ventas comprándose coches a sí misma. El informe publicado señala que el mayor cliente de la marca, que representa más del 55% de sus ventas en los últimos doce meses, tiene el mismo número de teléfono y el mismo ejecutivo al frente que una subsidiaria de Kandi.

Además, Hindenburg Research ha descubierto que en el edificio en el que se encuentra dicha empresa hay un cartel que indica que es propiedad de Kandi. Ya en el pasado Kandi fue acusada de crear un esquema de ventas falso para cobrar subsidios ilegítimos del gobierno chino, algo que resultó en una multa para la compañía.

De acuerdo con Hindenburg Research, Kandi ha recaudado 160 millones de dólares solo en noviembre al presentarse en Estados Unidos como una inversión atractiva en base a ventas falsas, aprovechando además las brechas regulatorias que permiten que las empresas con sede en China puedan desviar efectivo de los mercados de capitales estadounidenses con impunidad.

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