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Un estudio de Volkswagen señala que la transición al coche eléctrico no supondrá una reducción de empleo tan fuerte como algunos predecían

Durante los últimos meses, han sido muchas las voces de la industria europea que han señalado que la transición al coche eléctrico conllevará una reducción en la fuerza laboral necesaria para fabricar automóviles; al fin y al cabo, a nivel técnico este tipo de vehículos son mucho más simples y tienen menos piezas que los de combustión.

Sin embargo, un estudio interno de Volkswagen señala ahora que la movilidad eléctrica no será tan perjudicial para los trabajadores como algunos temían. El análisis, titulado «Empleo 2030», señala algunos de los efectos que tendrá este cambio de paradigma en los puestos de trabajo de la marca y en las fábricas de componentes.

Realizado por el Instituto Fraunhofer de Gestión y Organización Laboral con el apoyo del propio grupo, el informe indica que la pérdida de puestos de trabajo debido a la electrificación será «muy inferior a lo previsto en los estudios globales anteriores». Así, la necesidad de empleados en las plantas de Wolfsburg, Hannover, Emden, Zwickau, Dresden y Osnabrück solo disminuirá en un 12%, lo que supondría una reducción de 2.900 empleados.

Además, la inmensa mayoría de trabajos relativos a la construcción y el montaje de carrocerías se mantendrán. «Hay muchas posibilidades de que la industria europea siga siendo fuerte, con un uso intensivo del empleo. Los escenarios de terror predichos por muchos no son reales«, declara Michael Sommer, antiguo director de la Confederación de Sindicatos Alemanes y miembro del Consejo Asesor de Sostenibilidad de Volkswagen.

Aunque estudios anteriores señalaban escenarios muchos menos halagüeños, este ha sido el primer informe realizado con datos y planificaciones concretas aportados por un fabricante, teniendo en cuenta no solo el número de piezas necesarias para construir un automóvil, sino también el tiempo y el personal necesarios para fabricar un ID.3 en relación a un Golf VIII. Las diferencias entre ambos han resultado ser mínimas.

La principal pérdida de empleo se dará en el área de construcción de motores, pues un propulsor de combustión interna tiene muchísimas más piezas que uno eléctrico. Sin embargo, los autores del estudio señalan que los recortes de personal podrán amortiguarse con nuevas áreas comerciales (celdas de batería, infraestructura de carga, software, etc) impulsadas por los fabricantes.

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