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NIO presenta sus nuevas estaciones de cambio de batería, capaces de completar hasta 312 operaciones por día

El fabricante chino NIO ha realizado una fuerte y arriesgada apuesta por los sistemas de cambio de batería para sus coches eléctricos. Una tecnología que ha fallado en anteriores intentos, pero que ahora parece haber logrado la configuración ideal para transformarse en un éxito. Algo que les ha llevado incluso a evolucionar su sistema para aumentar el número de operaciones diarias, y disparar una inversión que aumentará de forma importante el número de estaciones en marcha.

La idea es que un cliente que necesite una carga de su batería, y la quiera en menos de cinco minutos, podrá acercarse a una de estas estaciones y sustituir su batería por una totalmente cargada. Una operación que ahora gracias a la segunda generación de estas estaciones puede realizarse de una forma incluso más fácil y rápida.

Cada una de las nuevas Nio Power Swap Station 2.0 permiten completar nada menos que 312 cambios de batería por día. Cada estación tiene 239 sensores y cuatro sistemas de computación en la nube, y los usuarios pueden completar un cambio de batería con un solo clic, incluso pueden permanecer en el automóvil para acelerar la entrada y salida.

Según NIO, se trata además de la primera estación de intercambio de baterías con una producción en masa del mundo, lo que reducirá de forma significativa su coste. Algo en lo que será clave el acuerdo con la petrolera china Sinopec, que les ayudará a construir una amplia red de 5.000 estaciones de cambio de batería en los próximos años. Algo que les permitirá cubrir buena parte de las zonas más pobladas de China.

Una tecnología con un gran potencial operativo, pero que también realiza una gran labor de divulgación del coche eléctrico entre los menos entusiastas, que puede encontrar una solución a la desconfianza en las redes de recarga, e incluso puede ser una alternativa ideal para los que no tienen una plaza de garaje. 

Por supuesto este sistema tiene potencial para ofrecer una solución a los profesionales, como los taxistas, que además de recarga rápida pública, podrán recuperar su carga un tiempo similar al repostaje de un coche con motor de combustión. 

Una apuesta como hemos dicho anteriormente arriesgada, ya que supone un enorme esfuerzo económico para una compañía que está dando sus primeros pasos y que ha tenido unos resultados económicos negativos durante su expansión, pero que parece estar logrando el apoyo de los inversores para continuar con su crecimiento que en el aspecto de las ventas está siendo del 100% en cada ejercicio. Incluso el pasado 2020 a pesar de las grandes dificultares y retos planteados por la explosión de la crisis del coronavirus.

Ahora queda por ver si la aceptación del sistema se mantiene en un mercado con coches con cada vez más autonomía, y con mejores redes de recarga rápida.

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