Casi siempre que se habla de ayudas públicas a los coches eléctricos, son muchos los que esgrimen que esto no debería hacerse ya que es subvencionar con dinero público «coches para ricos». Una simplificación de una realidad mucho más compleja que ahora SEAT se ha atrevido a decir en público. Sin ayudas no hay ventas, y sin ventas no hay inversiones de los fabricantes en nuestro país.
El encargado de poner sobre la mesa esta realidad ha sido Wayne Griffiths, presidente de SEAT, que en declaraciones durante la presentación del Cupra Born, ha indicado que antes de hablar de invertir en una fábrica de baterías para coches eléctricos en España, antes España debe comprar más coches eléctricos.
A este respecto el Sr Griffiths ha indicado que nuestro país esté a la cola de la electrificación. Algo en lo que tiene mucho que ver el Plan MOVES III. Un sistema de ayudas públicas que indica es bueno, pero tal como hemos indicado en diferentes ocasiones su implementación por autonomías le resta eficacia.
Por supuesto no es el único problema de este sistema muy farragoso en lo burocrático y que puede demorar meses en entregar el dinero al cliente que debe adelantar el total del precio del vehículo durante su compra.
El máximo responsable de SEAT también ha dejado su opinión sobre la cuestión del huevo o la gallina. Si es más importante la red de recarga o las ayudas. En este caso el directivo ha optado por la cuestión de las ventas, que ha indicado que la prioridad es alentar la demanda. Algo que debería arrastrar de forma natural la expansión de las redes de recarga.
Algo en lo que muchos estamos de acuerdo, sin obviar la capital importancia de la red de recarga, pero es que por muchos puntos que tengamos, si la gente no se puede comprar el coche, evidentemente no se lo comprará.
El resultado de la mala gestión pública de la cuestión del coche eléctrico es que España se ha colocado a la cola de Europa con una cuota de venta del 2.6%, cuando la media europea ya está por encima del 10%. Algo que debería ayudar el nuevo Plan MOVES III que contará con el mayor presupuesto hasta el momento, pero que seguirá lastrado por una implementación poco eficiente.
La conclusión que podemos sacar de estas declaraciones es que si queremos fabricar baterías, y coches, es importante contar con un mercado interno lo más fuerte posible. Algo que no es determinante a la hora de decidir la implementación de las nuevas inversiones, pero que puede inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
Un aspecto crítico en un momento donde están en juego varios cientos de miles de millones de euros en grandes instalaciones capaces de ofrecer trabajos de alta capacitación y convertirse en una alternativa de futuro.
Relacionadas | España podría acoger la tercera gigafábrica de baterías de Stellantis en detrimento de Italia