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Sí se puede. Alemania invierte 2.000 millones para tener 1.000 estaciones de carga de 150 kW, por ley, en 2023

Cuando la voluntad política se concreta en acciones claras, comprometidas y concisas se pueden verdaderamente cambiar las cosas. En lugar de palabras el gobierno de Alemania apuesta por la movilidad eléctrica creando el ecosistema perfecto para el desarrollo del coche eléctrico; una red de cargadores de alta velocidad con cobertura nacional.

Mientras que los españoles siguen a la espera de que sus respectivos gobiernos regionales quieran activar el plan MOVES III, otras naciones de nuestro entorno se ponen las pilas o, al menos en el caso alemán, la infraestructura necesaria para recargarlas.

El Consejo Federal Alemán, acaba de aprobar una ley para la infraestructura de recarga rápida para el coche eléctrico. Con esta nueva norma el país centroeuropeo pretende dotarse de 1.000 estaciones de carga dotadas de puntos de 150 kW de potencia.

Acciones en lugar de palabras

Todas las nuevas estaciones de recarga para el coche eléctrico estarán en funcionamiento en dos años. Al menos esta es la fecha que el ministro de Transporte, Andrea Scheuer, ha hecho pública.

Según el ministro Scheuer, “en el futuro, la estación de carga rápida tendrá que ser accesible en minutos. Por esto estamos construyendo 1.000 hubs nacionales que estarán terminados en 2023. Con la Fast Charging Act hemos creado la base legal para iniciar la licitación a nivel europeo y por tanto la construcción de las nuevas ubicaciones”.

Las primeras licitaciones serán lanzadas desde el Ministerio Federal de Transportes este mismo verano. Mientras, en España la burocracia de las diferentes administraciones, locales, autonómicas y nacionales, junto a la poca colaboración y tardanza en la tramitación de solicitudes de acceso a al red, por parte de las empresas eléctricas, enquistan el desarrollo de la red de carga.

Europa avanza

La diferencia entre Alemania, Francia, Italia y otras naciones del entorno comunitario ponen en evidencia la situación de las políticas de sostenibilidad y cambio climático nacionales.

La situación comienza a ser preocupante al ver cómo Europa camina decidida hacia la nueva movilidad cero emisiones mientras que en España, miles de personas y empresas siguen a al espera de que se active el único plan de ayudas para el sector; el Plan MOVES III.

Como ha informado puntualmente FCE, por el momento ninguna autonomía ha activado todavía las ayudas del Plan MOVES III.

Mientras, en Alemania, se está desarrollando un sector empresarial que genera puestos de trabajo gracias a una apuesta decidida desde las administraciobe spúblicas y el Gobierno Federal.

El nuevo plan para instalar 1.000 estaciones de carga con potencias a partir de 150 kW, mínimo, en todo el país es un impulso hacia un nuevo sector que creará nuevos puestos de trabajo y oportunidades para el tejido empresarial.

El objetivo de Berlín pasa por ofrecer una red de carga rápida real para la movilidad eléctrica cero emisiones pensada para los recorridos de media y larga distancia. Para ello invertirá 2.000 millones de euros.

Junto a este esfuerzo, las infraestructuras privadas, públicas y comerciales existentes o en construcción también desempeñarán un papel relevante en el proceso de transición. Pese a la nueva ley el gobierno germano planea seguir financiando este tipo de proyectos.

Obligaciones para los operadores

Con el fin de evitar la aparición de empresas que se aprovechen las ayudas pero que finalmente no hagan realidad los proyectos, la nueva ley dictamina que las empresas y consorcios que participen del nuevo plan estarán obligadas por contrato a construir y garantizar el funcionamiento de todos y cada uno de los puntos de carga.

«Solo con una infraestructura de carga fácil de usar y en todo el país podemos alentar a las personas a cambiar a automóviles respetuosos con el medio ambiente«, con este espíritu describe Scheuer el alma de la nueva ley, que considera la carga rápida por encima de los 150 kW como el elemento clave para solucionar el problema de la autonomía que aún frena a millones de potenciales compradores de coches eléctricos.

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