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En Alemania si aparcas en la calle tu SUV o un enorme coche eléctrico pagarás hasta seis veces más

El uso del automóvil en las ciudades cada ves se hace más complicado, especialmente para aquellos más voluminosos que cada vez son más habituales en las calles de cualquier urbe, debido al crecimiento en las dimensiones que los automóviles etán experimentando recientemente.

Ahora, desde Alemania, el alcalde de Tübingen, ha cambiado la forma de pagar por el estacionamiento en la vía pública. Hasta ahora con un desembolso de 30 euros anuales, los vecinos de la localidad de Baden-Württemberg podían estacionar en la calle sin tener que pagar ningún extra.

Pero en la actualidad para la ocupación de suelo público para estacionar los vehículos privados se ha creado un nuevo tipo de tarificación. La novedad es que, en lugar de cobrar por las emisiones del vehículo como en Madrid, se pagará por el tamaño y peso del automóvil.

Con este cambio en la forma de concebir la tarificación por el el estacionamiento los SUV, pagarán hasta seis veces más, respecto al pasado, llegando a desembolsar 180 euros anuales. Según publica el medio germano Frankfurter Allgemeine Zeitung, Tübingen será la primera ciudad de Alemania en cobrar tarifas diferentes de estacionamiento a sus residentes en función del tamaño y peso de los vehículos de estos.

La tramitación de la medida no ha estado exenta de polémica. Desde el Comité de Protección Climática de la Ciudad se recomendó aumentar la tarifa anual hasta la cifra de 120 euros, pero para los propietarios de vehículos de más de 1.800 kg (2 toneladas para los eléctricos) la cantidad se incrementa hasta los 180 euros al año.

El objetivo detrás de esta nueva política persigue erradicar los todoterreno y automóviles más pesados y voluminosos del centro de la ciudad. Las formaciones políticas como los Verdes/Lista Alternativa o el SPD votaron a favor de este nuevo modelo tarifario.

Si la cifra acordada parece alta, para el propio alcalde Boris Palmer de Grünen/Alternative Liste (Verdes), la cuantía es escasa comparada con su idea en la que solicitaba que los SUV pagarán 360 ​​euros anuales para poder aparcar en las calles de la ciudad.

Este aumento de la tarifa es solo el principio puesto que los costes estimados de mantenimiento de los aparcamientos en el centro de la ciudad están muy por encima de los 50 céntimos de euro al día, coste que a partir de ahora se cobrará a los automovilistas residentes.

Este asunto revive un viejo debate sobre el uso del suelo público por parte de quienes poseen un vehículo privado y exigen poder disponer de un espacio público para estacionar suscoches en propiedad; «No has comprado la carretera y no pagas suficientes impuestos; tus coches reciben enormes subvenciones de todos los contribuyentes y de las generaciones futuras. Si los precios fueran ciertos, el aparcamiento no debería costar 30 euros al año, sino 3.000″, decía Palmer el pasado mes de julio antes de las elecciones.

El primer ministro de Baden-Württemberg, Winfried Kretschmann, de los Verdes, prefirió pasar por alto el tema, comentando: «No lo juzgo, son cuestiones comunitarias«.

Pese a todo, el cambio se ha iniciado y hay diferentes ciudades germanas que están tratando de recuperar el espacio urbano cedido a los automóviles para la ciudadanía y los residentes.

Tras Tübingen, en Friburgo ha arrancado el debate para elevar las tarifas de estacionamiento de los residentes hasta los 360 euros.

El uso del espacio y la recuperación del suelo público para el uso y disfrute del peatón y la ciudadanía ‘usurpado’ a lo largo del tiempo por los vehículos privados, es un problema global que no sólo se está dando en Alemania.

Ciudades como Pontevedra han marcado un camión hacia la peatonalización de la vía pública. En Roma, en 2004, se implantó el conocido superdazi un tipo de ‘super derecho’ donde por 1.000 euros se podía obtener un permiso anual para cruzar la zona de tráfico restringido del centro.

En Francia ya en 2020 se propuso una guerra contra los SUV con el fin de reducir y contener las emisiones de CO2, a través de un impuesto que debería proporcionar más de 50 millones de euros anuales.

Junto con el super-impuesto a los superdeportivos francés, este está basado en el peso de los SUV. La propuesta fue anunciada por la ministra de Ecología Barbara Pompili tras la decisión del gobierno de introducir nuevas medidas medioambientales, precisamente para disuadir a los compradores a la hora de optar por grandes SUV y crossovers, una tendencia que afecta a más del 30% de las matriculaciones en Francia y en Europa.

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