La automovilística china ha cerrado la puerta a su implantación en la Zona Franca de Barcelona. Esta semana se va a interrumpir la escasa producción que tenía asignada, y antes de año las instalaciones estarán cerradas. La negativa de los chinos ha obligado a reunirse la mesa técnica que estudia la reindustrialización del complejo que es propiedad del Estado y la Generalitat de Catalunya.
De hecho, Great Wall Motors ha rechazado una contraoferta. Tanto el Ministerio de Industria como el Departamento de Empresa de la Generalitat remitieron a la empresa una propuesta inicial, con un volumen de inversiones, subvenciones y precio de arrendamiento que no satisfizo a los técnicos chinos. No le veían viabilidad, pues tenían que invertir por su parte más de lo esperado, y dada una capacidad máxima de 250.000 unidades, se les podría quedar corta en el futuro, dada su ambición actualizada de llegar a 300.000 unidades al año.
Hace dos semanas que se mandó la contraoferta, aumentando la implicación del sector público a nivel de inversión/ayudas, y reduciendo el precio del alquiler de las instalaciones. Ni por esas, la oferta se quedó corta. Ahora toca revisar todos los planes alternativos que estaban sobre la mesa, y eso incluye la posibilidad de trocear las instalaciones de la Zona Franca para diversos proyectos, en vez de uno solo.
El llamado hub de descarbonización es una propuesta de QEV Technologies en colaboración con Inzile y Volta Trucks. Se dedicarían a la producción de vehículos eléctricos urbanos para reparto de proximidad y plataformas para autobuses, autocares y camiones de 8 a 12 metros propulsados por pilas de combustible de hidrógeno. Esta es la opción preferida por la Administración y no se ha parado mientras GWM se lo pensaba. Volvemos a la misma casilla en la que estábamos en abril.
Puede apuntarse de nuevo el grupo belga Punch, tras haber sido descartado inicialmente, pero el que seguro que no estará es Tess Defence, que preveía mantener vehículos del Ejército, algo que no le gusta mucho a la Generalitat por razones políticas. Queda el proyecto logístico por el que se han interesado Consum, Goodman, JLL o Merlin. En cuanto a las instalaciones de Montcada i Reixac, seguramente se queden en manos de Silence, el fabricante español de vehículos eléctricos.
Sin embargo, parece sentenciado el futuro de hasta 10.000 empleados de la industria auxiliar que dependía de Nissan, por no hablar de todos los trabajadores de Nissan que no iban a prejubilarse o darse de baja de forma voluntaria. Se pierde al menos una gran parte del saber hacer de varias generaciones de trabajadores, pues Nissan llevaba trabajando en la Zona Franca desde 1980, reemplazando a Ebro.
La Mesa de Industrialización volverá a reunirse el próximo viernes, 17 de diciembre.