Estos días todos los medios se están haciendo eco de la batalla en el desierto de Arabia Saudita donde discurre este año el Dakar. Una prueba mítica del automovilismo que ha cambiado en los últimos años, y donde por primera vez un coche impulsado por electricidad ha logrado hacerse con la victoria en una etapa.
Si, sabemos que no es un coche eléctrico como nos venden muchos medios. El de Audi es un híbrido en serie donde la propulsión corre a cargo de dos motores eléctricos que suman una potencia total de 500 kW. La energía procede de un motor gasolina TFSI, y también de lo recuperado por la frenada regenerativa que se encargan de alimentar una batería de 50 kWh.
Pero si es destacable que sea el primer híbrido en lograr hacerse con la victoria en una de las pruebas más extremas del mundo del motor, y todo un escaparate para el mundo que contempla la victoria de un «coche eléctrico». Algo que sin duda puede ayudar, aunque con algo de trampa, a llevar esta tecnología a mercados hasta ahora cerrados.
Este experimento/publicidad está sirviendo también para demostrar que los motores eléctricos son fiables. Algo de lo que curiosamente muchos todavía dudan. El coche es rápido y de momento no ha tenido ningún problema mecánico.
Desde Audi también se ha indicado que todo lo que están aprendiendo en el Dakar, se podrá aplicar a los futuros coches de calle.
Si miramos atrás, el Audi no es el primer coche electrificado en participar en esta prueba. Y es que echando un vistazo a la hemeroteca encontramos que en 2012, cuando la prueba se realizaba en Sudamérica, el equipo de Letonia, OSCAR, logró no sólo participar sino incluso terminar la prueba a los mandos de un coche fabricado por ellos mismos. Un eléctrico con extensor de autonomía de similar configuración al de Audi.
Pero no hay que ir tan lejos para encontrar un coche eléctrico en el Dakar. La iniciativa de la española Acciona llevó en 2014 también un eléctrico a esta competición. El Acciona 100% EcoPowered. En este caso una iniciativa realmente eléctrica donde la clave ha estado en un sistema formado por un motor de 220 kW (299CV) alimentado por cuatro packs de baterías extraibles de 35 kWh cada uno. Esto nos da una capacidad de sólo 140 kWh que tenían que ser sustituidas cada 250 o 280 km de carrera.
Y este posiblemente debería ser el futuro de la competición, donde además de los retos de la navegación y la dureza del recorrido, se añadirá un elemento de estrategia para gestionar la capacidad de la batería y realizar las sustituciones en marcha.
Fuente | Audi