El Interconector EuroAsia de la UE a Israel podría estar listo en un par de años
3 min. lectura
Publicado: 25/02/2022 13:20
El abandono prematuro de la energía nuclear en Europa ha tenido una serie de consecuencias a largo plazo, como aumentar la dependencia del gas natural de Rusia. Teniendo en frente una batería de sanciones que dañarán tanto las economías europeas como la rusa, aumenta el debate acerca de la conveniencia de haber acortado la vida útil de los reactores.
Por razones de política medioambiental también se pararon los proyectos de explotación de los enormes yacimientos de gas natural del Mar Mediterráneo, ubicados cerca de Israel y Egipto. Las reservas probadas ascienden a 3.450 millones de metros cúbicos, pero como los fondos europeos ya no pueden financiar esas cosas, el gasoducto EastMed difícilmente saldrá adelante aunque no se ha descartado por completo. Habría llegado en 2025 a ser operativo.
Lo que sí sigue adelante es el Interconector EuroAsia, que producirá la interconexión de los sistemas eléctricos de Israel, Chipre y la Unión Europea, pudiendo trasladar en ambas direcciones hasta 2.000 megavatios con cables submarinos de alta tensión y corriente continua. El cableado supera los 1.200 kilómetros de longitud. Su construcción todavía no ha comenzado.
Como podemos ver en la imagen, hay dos tramos proyectados de cableado. El primero interconecta Chipre con Israel, 310 kilómetros de largo, y el segundo interconecta Chipre con Grecia, 898 kilómetros. El objetivo de esta interconexión es optimizar los flujos de energía eléctrica obtenida de fuentes renovables, reduciendo por tanto las emisiones y la necesidad de usar energías fósiles como respaldo.
El coste estimado del proyecto es de 2.500 millones de euros, y de momento cuenta con una financiación de 100 millones de euros del Plan de Recuperación y otros 657 millones adicionales aprobados hace un mes. Se trata de un proyecto de interés común europeo, o PCI. Esta interconexión podría estar lista en 2024 como pronto o 2026 como tarde, y de momento ha hecho que Israel aparque sus planes de explotación de gas natural y se centre en energías renovables.
Como vimos ayer, la invasión de Rusia a Ucrania va a tener consecuencias económicas y energéticas dentro de la Unión Europea, y durante meses tendremos que afrontar costes muy elevados de energía, calefacción y combustible. Las soluciones existen, pero no se pueden activar inmediatamente. De hecho, Alemania no se atreve aún a expulsar a Rusia del sistema SWIFT para no quedarse sin el gas ruso, que aún se bombea.