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Cómo logrará Volkswagen lanzar un ID.2 por menos de 25.000 euros. Valencia, Martorell, Salzgitter y Canadá son las claves

La semana pasada hemos sido testigos de un evento de gran importancia por parte de Volkswagen, con la primera presentación del ID 2all. Un coche eléctrico que apunta a convertirse en un hito dentro del grupo alemán, y que quiere romper el mercado con un precio por debajo de los 25.000 euros. Todo con una amplia autonomía y carga ultrarrápida. Pero la pregunta es cómo logrará el fabricante alemán lograr este objetivo.

La cuestión es que según han aumentado las autonomías y mejorado las redes de carga, el precio de los coches eléctricos se ha convertido en el gran objetivo a mejorar. Y es que a pesar de su tendencia a la baja, incluso los modelos más económicos como el Dacia Spring o el MG4 todavía están lejos de la paridad con los modelos térmicos equivalentes.

Esto a pesar de que sobre el papel, un coche eléctrico suele ser más barato que uno de combustión por factores como el menor número de componentes y en definitiva por su menor complejidad.

La respuesta es la batería. Y es que este elemento crucial para los eléctricos ocupa una buena parte del coste total de producción. Un apartado donde Volkswagen quiere meter mano apostando por la fabricación propia de baterías, al mismo tiempo que pone en marcha nuevas líneas de producción del vehículo para reforzar la economía de escala.

Por un lado la fabricación del ID. 2all se realizará en la planta que Volkswagen tiene en Martorell, Barcelona. Una instalación que se adaptará para la producción de coches eléctricos del grupo que debería estar lista para el arranque de la vida útil del ID.2 en 2025, y de donde saldrán otros modelos como el Cupra Raval.

También abordará la cuestión de las baterías con una nueva instalación que se levantará en la localidad valenciana de Sagunto. Una gigafábrica que tendrá como objetivo de alcanzar los 40 GWh al año, suficientes para unas 700.000 baterías de 55 kWh al año, que podrá aumentarse posteriormente hasta os 60 GWh anuales.

Esta complementará a la fábrica que se pondrá en marcha en Salzgitter, Alemania, que será la encargada de producir las baterías para el ID.2 mientras que no se termina la fábrica de Valencia, y que tendrá también como objetivo llegar a los 40 GWh al año, y también a los acuerdos con empresas como Northvolt.

Para 2030, Volkswagen quiere tener en marcha seis fábricas de baterías en Europa, con un volumen total de 240 GWh. Más de 4 millones de baterías de 55 kWh cada año.

La tercera pata del plan de Volkswagen para lanzar un ID.2 por menos de 25.000 euros será el abordar la cuestión de los materiales que dan forma a las baterías. 

Plataforma MEB

Para ello, Volkswagen invertirá en varias minas en Canadá a través de su filial PowerCo, que se especializa en la producción de baterías. Como resultado, la fabricación de las baterías de sus coches eléctricos será más sostenible y dependerá menos de mercados donde no hay tanto control sobre qué tipo de mano de obra y las condiciones a las que se somete a esta. También se reducirá la dependencia de China.

Pero no menos importante es que esta nueva estrategia también tendrá un impacto positivo en los precios. Esto será gracias al control de toda la cadena de producción, desde la mina hasta la instalación de la batería en el coche. Además, al aumentar la producción se logrará rebajar los costes de los materiales a medida que aumente la demanda.

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Esto permitirá también reducir el riesgo de sufrir un cuello de botella por la escasez de baterías en una estrategia que tendrá su siguiente parada en el diseño y producción propia de los motores eléctricos. algo que de nuevo, permitirá a Volkswagen controlar los costes de fabricación y poder aplicar estos ahorros en el precio final de sus vehículos.

Ahora quedan por delante unos dos años donde Volkswagen tendrá que desarrolla la producción de los coches, de sus baterías, incluso de la extracción de los componentes para darle forma. Pero también tendrá que trabajar en optimizar los procesos de producción y la cadena de suministro, para que los 25.000 euros no se conviertan en una pesadilla económica, y si en una máquina de generar beneficios.

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