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Cada vez hay más puntos de recarga públicos, pero son menos fiables

Viajar en un coche eléctrico es una experiencia totalmente diferente a hacerlo con un modelo con motor de combustión. Tanto por la autonomía, como sobre todo por la infraestructura de carga. Y es que gasolineras hay en cada esquina, en las autovías, autopistas e incluso en los pueblos más remotos. No pasa lo mismo con los puntos de recarga, que a pesar de aumentar su número, se enfrentan a una situación inesperada, cada vez fallan más.

Y es que los que hayan viajado con un coche eléctrico, se han tenido que enfrentar a la situación donde han tenido que planificar su recorrido y paradas, con la dificultad ya de por si de que muchos puntos de recarga están fuera de las principales vías de comunicación, o están en parkings, centros comerciales escondidos en el último sótano…etc.

El principal problema es que una vez llegamos a la estación, podemos encontrarnos con que está fuera de servicio. Algo que en el mejor de los casos supone una importante pérdida de tiempo.

Cada vez más puntos de recarga, pero más averías

El último informe de la Asociación nacional para el desarrollo de la movilidad eléctrica de Francia (AVERE) pone sobre la mesa esta situación de una forma bastante gráfica.

En 2023, Francia ha logrado alcanzar el hito de 100.000 estaciones de carga pública, con una media de funcionamiento a 31 de enero del pasado año del 86% para los terminales carga lenta y acelerada (7 a 22 kW) del 83% para terminales de corriente continua con una potencia inferior a 150 kW, y del 78% para terminales de corriente continua con una potencia de más de 150 kW.

Pero un año después, 31 de enero de 2024, estas cifras han caído al 81% para los puntos lentos y acelerados, 77% para los de hasta 150 kW, y el 76% para la carga ultrarrápida de más de 150 kW.

Esto quiere decir que, independientemente de su potencia, las estaciones de carga pública sufren cada vez más problemas de funcionamiento o necesitan más labores de mantenimiento que el año pasado.

Esto tiene como resultado que los usuarios tengan más posibilidades de encontrarse una toma que no funciona, aunque afortunadamente esto no ocurre la mayoría de las veces. Pero cuando sucede, es enormemente molesto.

La botella medio llena puede venir en precisamente la expansión de la red está creando una redundancia que facilita el buscar una alternativa cercana sin riesgo de quedarnos tirados, o de aumentar el nivel de estrés cuando sucede un imprevisto.

Una de las conclusiones es que además de planificar el viaje, es interesante también ver en las aplicaciones de los operadores si los puntos donde vamos a parar están operativos o están en mantenimiento. Una pequeña molestia antes de partir que nos puede ahorrar mucho tiempo en el recorrido.

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