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Trump pondrá aranceles del 100% a los coches eléctricos chinos fabricados en México

Un nuevo capítulo en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que como siempre también tendrá efectos en Europa. Y es que el aspirante a próximo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado en un discurso en plena campaña electoral que levantará un muro de aranceles a los coches eléctricos chinos, incluyendo los que se fabriquen en México.

Como recordamos, Estados Unidos tiene un tratado de libre comercio con México y Canadá. Un acuerdo que permite el libre paso de mercancías. Un apartado que algunos fabricantes chinos quieren aprovechar para lanzarse a la conquista del débil mercado norteamericano en los próximos años.

Según Trump, México se ha aprovechado de este tratado, y en los últimos 30 años se ha llevado el 34% de la producción de coches de Estados Unidos. Factores como el menor coste y menos regulaciones han favorecido esa trasvase industrial a sus vecinos del sur.

Para remediarlo, Trump ha indicado que si llega a la presidencia, pondrá en marcha unos aranceles del 100% a los coches chinos. 

Esto supondría una diferencia abismal respecto a la situación actual, donde los coches que van de México a Estados Unidos tienen que abonar apenas el 2.5% de impuesto. Por su parte, los modelos que llegan directamente desde China deben afrontar un arancel del 25%. Cifra que ahora Trump quiere multiplicar por cuatro incluso aunque se fabriquen en suelo mexicano.

En su discurso nacionalista, Trump incluso ha llegado a indicar que si los fabricantes chinos quieren fabricar dentro de Estados Unidos, tendrán que usar fuerza laboral local, y no permitirán el uso de mano de obra china.

Por supuesto, estas palabras han levantado una importante polémica y han polarizado todavía más la situación, y es que por un lado las medidas proteccionistas sobre el papel deberían favorecer una producción local.

Esto tiene beneficios como la generación de puestos de trabajo, y también la reducción de emisiones en el transporte de coches desde China a Estados Unidos. Un golpe del capitalismo a su propia globalización.

Pero por el otro lado, está la posible pérdida de competitividad del sector. Con menos competencia, los actores locales tendrán menos presión para vender coches eléctricos. Algo que irremediablemente ralentizará la implantación del coche eléctrico y retrasará los beneficios que estos ofrecen a los países: menos emisiones, mayor eficiencia energética y generación de puestos de trabajo en múltiples sectores, como la expansión y mantenimiento de las redes de carga pública, las energías renovables, e incluso el tratamiento y reciclaje de baterías.

La propia China es un ejemplo de esto, y mientras contaba con fuertes medidas de protección, era un actor irrelevante del sector. A partir de la apertura de su mercado, eliminando por ejemplo la obligación de asociarse con una marca local en 2018, la industria china comenzó a florecer hasta convertirse en el mayor exportador de coches del mundo en 2023, superando por primera vez a Japón.

¿Y cuáles serán las consecuencias para Europa?

Hemos dicho al principio que estas medidas propuestas por el Sr. Trump tendrán consecuencias para Europa.

Y es que si los grupos chinos no logran entrar en Estados Unidos, eso supondrá evidentemente que tendrán más vehículos para enviar a otros mercados, y eso supone en su totalidad un mercado europeo que es el segundo a nivel global, solo por detrás de la propia China, en ventas y crecimiento del coche eléctrico.

Una Europa que tiene los deberes a cero en cuestiones de protección de su industria automovilística, siempre temerosa de la respuesta del gigante asiático con el que tenemos profundos lazos comerciales y económicos.

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