Uno de los problemas que se encuentran los científicos que trabajan en el ártico, es que muchas veces deben afrontar tramos de 8 a 10 kilómetros a pié por el peligro de contaminación de las muestras por parte de los motores de combustión de los vehículos convencionales.
Para solucionarlo se está desarrollando un interesante prototipo eléctrico. El Venturi Antarctica.
Se trata de un vehículo de tres metros de largo que está propulsado por dos motores eléctricos que impulsan a seis ruedas ancladas a unas orugas. La batería cuenta con una capacidad de 23 kWh, que le proporcionan una autonomía de 20 kilómetros a una velocidad constante de 20 km/h.
Su control se realiza mediante un joystick, y gracias a su bajo centro de gravedad y sus orugas, es capaz de enfrentarse a pendientes de hasta el 40% de inclinación.
Unas prestaciones que el Venturi Antarctica está poniendo a prueba en los Alpes, donde además de su capacidad de tracción y su autonomía, también tendrá que demostrar que no tiene problemas para funcionar y recargar bajo condiciones climatológicas extremas como los 40 grados bajo cero de la zona de pruebas de los Alpes.
Según sus creadores, el Venturi Antarctica se convertirá en un vehículo muy interesante para los científicos que deben realizar su trabajo en zonas como el ártico, pero también servirá como base para trabajar en otros lugares menos extremos, como estaciones de ski.
Fuente | Venturi
