Después de que el departamento de energía de los Estados Unidos congelara la entrega del segundo tramo de ayudas a Fisker, este ha tenido que congelar su actividad en suelo norteamericano por falta de liquidez, una liquidez que ha puesto en peligro tanto los proyectos futuros como la propia supervivencia de la compañía. Ahora Fisker ha anunciado que busca nuevos inversores privados que cubran el vacío de la administración e inviertan al menos 100 millones de dólares, unos 75 millones de euros, que permitan retomar la actividad en la fábrica americana y continuar con los proyectos pendientes, como el nuevo modelo, el Nina.
Si Fisker logra esta nueva inyección de capital, supondrá que en el corto tiempo de vida de la joven empresa, habrá recaudado un total de mil millones de dólares de fondos privados, tiempo durante el que apenas ha logrado entregar 600 unidades del hasta ahora único modelo en su catálogo, el Fisker Karma, pero que le ha permitido continuar con el desarrollo de sus dos nuevos modelos, el Fisker Surf, una variantes del Karma con más capacidad de carga.
Pero sin duda será el Nina, el nuevo modelo que llegará en 2014, el encargado de marcar un antes y un después para Fisker, ya que supondrá el lanzamiento de un vehículo dotado de un precio relativamente asequible, algo que representará afrontar una elevada producción, y para lo que Fisker necesitará realizar un gigantesco esfuerzo donde mucho nos tememos, será imprescindible la participación del capital público, en forma de préstamos, para lograr esa titánica labor y que nos demuestra que poner en marcha un fabricante desde cero es algo muy complicado, y si es de coches eléctrico, más.
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Fuente | Autobloggreen
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