Después de un largo y tortuoso proceso, finalmente Fisker Automotive ha ido a parar a manos de Richard Li. Se trata de un multimillonario asentado en Hong Kong, que ha llegado de la mano de un grupo inversor liderado por el fundador y ex presidente del fabricante, Henrik Fisker.
Se estima que el Sr Li se ha hecho con la propiedad de Fisker después de ganar una subasta que ha terminado en una cifra cercana a los 30 millones de dólares, algo menos de 15 millones de euros. Se trata de un movimiento que permitirá al fabricante del Karma volver a la actividad y evitar su disolución.
Además de evitar la quiebra, el desembolso de esta cantidad permitirá a su nuevos dueños liberarse de las obligaciones a las que estaba atada Fisker después de recibir créditos del gobierno norteamericano, un importante detalle que podría abrir las puertas al cambio de ubicación de la producción de los futuros modelos.
Ahora queda por ver si se trata de una inversión con visión de futuro, o un simple movimiento especulativo. No lo tendrán fácil los nuevos propietarios para reflotar a un fabricante con una historia llena de errores de fabricación que han dado como resultado que unas cuantas unidades hayan terminado calcinadas de forma espontánea. Algo que ha dañado la imagen de un constructor que tendrá que reinventarse si quiere volver a la senda de la fabricación de coches eléctricos.
La capacidad económica del nuevo propietario de Fisker no debería ser un problema. Se estima la fortuna del Sr Li en torno a los 1.300 millones de dólares, una cartera que ahora verá destinada una parte a la fabricación de coches eléctricos, entre los que esperamos se encuentre el Fisker Atlantic, el sueño no cumplido de lanzar un modelo más económico y que de momento continúa como un simple proyecto sin finalizar.
Vía | Reuters
