Como hemos visto hace un rato, China es el tercer mercado para los coches eléctricos. Un gigante dormido hambriento de cualquier producto de alta gama que proceda de occidente, y donde Tesla ha puesto grandes esperanzas.
Esta semana hemos conocido el precio que el Model S tendrá en China. Finalmente la berlina eléctrica saldrá por unos 88.900 euros al cambio. Un coste muy ajustado para un mercado que penaliza con fuertes aranceles los modelos fabricados fuera de sus fronteras, y donde por ejemplo el Chevrolet Volt ha visto como su precio casi se doblaba respecto al que tiene en Estados Unidos.
Según Tesla, el precio del Model S en China es el mismo que en Estados Unidos, sumando impuestos, derechos de aduana y los costes del transporte desde California. Entonces, ¿como es posible que sumando los costes de enviar y vender en China, el precio sea el mismo?.
[blocktext align=»left»]China, ¿oportunidad o riesgo para Tesla? [/blocktext]Antes de nada hay que recordar que sólo habrá una capacidad de batería disponible en este mercado, la de 85 kWh. Aclarado esto, la única explicación nos la proporciona la nota de prensa de Tesla, donde se indica que de mantener las políticas habituales de los fabricantes extranjeros en China, el coste del Model S se habría doblado.
La única explicación es que Tesla ha tirado el margen de beneficio en las unidades que se envían a China, y estos se vendan a precio de coste, o incluso a pérdida. Todo por lograr abrir camino en el mayor mercado automovilístico del mundo. Podríamos pensar que Tesla no incluye la «cuota de los supercargadores», pero esta infraestructura si tendrá presencia en este mercado.
Lo que está claro es que todos quieren estar en China. La cuestión es saber cuanto aguantará Tesla sin asociarse con un fabricante local, algo que le permitiría reducir los costes impositivos, pero al mismo tiempo supondría desvelar sus secretos tecnológicos.
Una apuesta arriesgada.
Fuente | Tesla
